martes, 11 de mayo de 2010



Traducciones El 18 Brumario de Luis Bonaparte al castellano

Me parece que en el 18 Brumario hay que tener en cuenta el lenguaje ya que está plagado de sutilezas literarias por Marx. Hay dobles sentidos permanentes, juegos de palabras, metáforas, y uso de las citas literarias de Shakespeare, Goethe, la Biblia, Heine, etc. y bañado de manera plena por Hegel. Marx hace hincapié en las formas porque —me parece— esta acentuando justamente eso, el carácter de formas y representaciones de la política. Por eso hace abuso de las formas, que sumado a la enorme cantidad de información histórica, hace difícil la comprensión del contenido de lo que está en el texto. Lamentablemente el tema de traducciones —aunque hay cantidad—no ayuda mucho. Los cambios son insignificantes entra las diferentes traducciones existentes. Desde las primeras traducciones poco se ha avanzado en las referencias que ayuden al lector. Inclusive está lleno de referencias erradas en las ediciones existentes. Además está lleno de ediciones truchas que solo reimprimen sin siquiera referenciar la traducción de la que la toman.

La única que realmente ha dado un paso en esto es la traducción de Alianza de Elisa Chuliá Rodrigo de 2003, la cual tiene la pequeña ventaja de mostrar las diferencias entre las dos ediciones del libro, donde Marx esencialmente atempero ciertos comentarios sobre Napoleón. Pero estas diferencias entre las dos ediciones no aportan mucho. Supuestamente ella trabajo sobre la edición de la MEGA (edición crítica de las obras completas de Marx), sin embargo —aunque incopora referencias nuevas—están ausentes muchos de los recursos de referencias, comentarios, y guía que esta edición alemana tiene. La otra edición interesante es la de Felmar de Madrid porque viene junto con el trabajo de Víctor Hugo Napoleón el pequeño, que Marx destaca en el prólogo a la segunda edición. Aunque lo interesante del texto de Marx —me parece—es la síntesis que hace y no la cosa histórica, por tanto el texto de Víctor Hugo solo sería anecdótico. Lamentablemente el texto de Proudhon Coup d´état, que también menciona Marx, no fue traducido todavía al castellano.

Por tanto cualquier traducción/edición sirve para acompañar el texto, y si tienen que comprar sugeriría la de Alianza, sino las ediciones chinas que supuestamente mejoraron la soviética. A continuación listo las traducciones/ediciones existentes que pude localizar:

Elisa Chuliá Rodrigo de 2003. Marx, Karl El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte; Ed. Alianza.

Gimenez, Víctor P. y equipo de editorial Nuestra América de 2003. Parece tener un poco mas de referencias. Marx, Carlos El 18 Brumario de Luis Bonaparte.

Wert, Carlos de Ediciones Felmar Colección La Fontana Mayor de Madrid. Víctor Hugo Napoleón el pequeño y Carlos Marx el 18 Brumario.

Campo, María del Carmen de Ediciones Halcón. Madrid de 1968. Marx El 18 Brumario.

Dice traducción Hofca (¿?) que no se qué sería. Me suena a que es la de Roces robada. No lo chequee. Es de Claridad ediciones de 1971, y la misma que circula ahora de 2008. No tiene ni una referencia, pero tiene la introducción de Riazánof y unas Notas sobre hechos y hombres célebres interesante.

Las soviéticas de Lenguas extranjeras de Moscú 1941, y las de las Obras Escogidas (tomo 1 Cartago, traductores asociados) ó de Ciencias del Hombre de 1973 (tomo 4) en general con pocas referencias, y una buena lista de nombres, pero es una de las que circula en internet. También separado en Editorial Polémica. 1972, y en Editorial Progreso s/f.

Las ediciones chinas supuestamente revisaron la soviética y serían mejores. Entiendo que la de Marxist on line es esta. Ediciones Lenguas Extranjeras Pekín 1978, y Ediciones e la Comuna Montevideo 1995.

Wenceslao Roces. Originalmente realizada en 1936. Marx, Karl, El 18 Brumario de Luis Bonaparte, Barcelona, Europa-América. Hoy difícil de encontrar. No está ni en los blanquitos de FCE.

Safont, O. P. de Editorial Ariel 1 º edición 1968 y 2º 1971. Karl Marx El dieciocho brumario de Luis Bonaparte. Barcelona. También en editorial Sarpe 1985, que todavía se consigue.

Melo Adrián introducción la versión de Longseller que no aclara a que traducción corresponde. Argentina. 2005.

Mazar, Ernesto S. de Ediciones Libertador de 1998. El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte. Argentina. Pocas referencias, me suena a copia de traducción. Misma tradu Editorial Need 1998.

Mazar también hace la introducción de editorial Andromeda de 2004 pero con supuesta traducción de Carlos Samonta.

Ediciones Agebe 2006 tradu desconocida.

CS Ediciones 2001 tradu desconocida.

La edición de Prometeo de 2003 tradu desconocida.

No tengo ediciones cubanas que supongo serán reimpresiones de la soviética.


Crítica a Che Guerrilla de Soderbergh!











La segunda parte de la película sobre Ernesto Guevara, del director Soderbergh, se estrena estos días centrándose en la experiencia de la guerrilla en Bolivia. Desde el punto de vista que se argumentará a continuación, más allá de su calidad cinematográfica, además de cierta rigurosidad en los personajes reales participantes en la experiencia, la película propone una lectura de los hechos que resulta en principio polémica a la luz de nuevos libros de historiadores y participantes directos, diarios de siete participantes de la guerrilla, incluido el Che, documentos de la guerrilla -los comunicados públicos, documentos internos, mensajes cifrados, etc.-, además de entrevistas a sobrevivientes.

Es evidente que la figura de Ernesto Guevara reúne características que resultan movilizadoras en diversos sentidos. Sin embargo el examen cuidadoso de su que hacer -podríamos decir- político, ha quedado relegado. A pesar de la enorme cantidad de material publicado sobre el Che poco se ha estudiado sobre la historia de la guerrilla en Bolivia, excepto honrosas excepciones, principalmente de historiadores bolivianos. Esta película, con su calidad actoral y de producción, supuestamente basada de manera rigurosa en el diario que el Che realizó durante esta experiencia revolucionaria, brinda una excusa para poder resaltar estos puntos polémicos de interpretación. El lugar de elección del accionar guerrillero, la relación con los partidos comunistas y en especial el boliviano, la relación con “el campesinado” local, la modificación de ciertas cuestiones particulares que refuerzan responsabilidades de algunos de los actores frentes a otros y, especialmente, el lugar de la traición como factor causante de los resultados obtenidos, son otros de los tantos puntos polémicos que surgen de un análisis más cuidadoso. Veámoslos más de cerca.

La película pone en evidencia, un supuesto diálogo llevado a cabo en Cuba entre Regis Debray y Fidel Castro sobre cómo y quién habría escogido Ñacahuazú como lugar de operaciones. Según el film, Fidel le comenta a Debray que el Che habría elegido el lugar por su cercanía con la Argentina y además para que funcione “como lugar de entrenamiento durante seis meses”. Aunque esta argumentación podría ser válida como resultado final de la razón de su elección, el examen comparado de los diferentes diarios de los participantes de la guerrilla -principalmente el diario de Harry Villegas alias “Pombo” (Soria Galvarro, tomo 2 Los otros diarios, 2005, 30-32)[u1] - , ponen en duda que esta haya sido la lógica que lo llevó finalmente a escoger dicho lugar especifico y Bolivia en general. En todo caso sugieren que las circunstancias de quienes tomaron esa responsabilidad y los tiempos de la misma, en tensión con los intereses del partido comunista boliviano y frente a la premura del Che de iniciar las actividades, fueron los factores decisorios del lugar.

Acá la película comete un error relevante, al presentar a Debray increpando a Fidel el hecho de no haber elegido la zona de Alto Beni, ya que “allá es donde están las minas”. El Alto Beni es el lugar que los diarios de los guerrilleros indican que había sido elegido como primer probable lugar de operaciones. Y aunque existe en la zona una actividad minera fundamentalmente basada en una explotación "cooperativa" de yacimientos auríferos, el Alto Beni tanto como Ñacahuazú están casi a la misma de las principales regiones mineras . Por tanto, ese no es el lugar de la actividad sindical minera principal de Bolivia, como la película, demostrando así un desconocimiento de la geografía y política del país.[u2]

La película también reafirma uno de los puntos que han sido largamente interpretados como una traición del secretario general del PCB (Partido Comunista Boliviano), Mario Monje, y del partido mismo. Este punto requiere un análisis particular ya que contiene una complejidad mayor como para ser simplemente etiquetado como una traición. La relación entre los diversos alzamientos guerrilleros apoyados por Cuba y los respectivos partidos comunistas de los diferentes países latinoamericanos ha sido diversa y con variados grados de intensidad. Las razones de este movimiento están vinculadas a la evolución de la propia política interna cubana y a los vaivenes de la relación e intereses con la Unión Soviética. Sin embargo la relación con el PCB no debe ser abstraída de su propia evolución, simplificándola en las actitudes o características personales de Mario Monje. Éste, al exigirle al Che la conducción de la guerrilla –o como el film pone en boca de Mario Monje: “las condiciones no están creadas para el tipo de lucha que el Che propone”- parecería meramente estar cometiendo un exceso individual. Una parte de esta relación puede ser reconstruida a través de los comentarios del mismo Che en su diario, quien además inmediatamente posterior a su reunión con Monje, el 1 de enero de 1967, asigna a lo que aparece como una arbitrariedad individual una posible razón:

“Mi impresión es que al enterarse por Coco de mi decisión de no ceder en las cosas estratégicas, se aferró a ese punto para forzar la ruptura, pues sus argumentos son inconsistentes” (Guevara, 2000, 53)

El historiador boliviano Carlos Soria Galvarro dedica uno de sus cinco tomos de El Che en Bolivia a la supuesta traición del PCB, compilando una cantidad relevante de documentos internos y testimonios que aportan a su entendimiento (Soria Galvarro, tomo 4 ¿Traición del PCB?, 2005). De igual forma, la interpretación de Humberto Vázquez Viaña -sociólogo boliviano participante de la red urbana del ELN-, quien en su libro Una Guerrilla para el Che desarrolla una explicación interna de la relación entre Cuba, el Che y el PCB (Vázquez Viaña, Cap. 3 El Partido comunista de Bolivia y la revolución cubana, 2000, 56-78).

Otro de los puntos polémicos es la relación entre la guerrilla y el llamado “campesino” local, sea este pequeño propietario o asalariado agrícola. Como el mismo Che señala en su diario ningún “campesino” se les incorporó. Sin embargo, durante por lo menos los cuatro primeros meses no puede leerse ningún comentario crítico en los diarios en relación al comportamiento campesino. Reginaldo Ustariz Arze -periodista y médico boliviano que vive en Brasil- en su libro Vida, muerte y resurrección del Che, el cual contiene innumerables entrevistas y una excelente recopilación de material fotográfico, resalta cómo la propia guerrilla a través de una entrevista a Paco –único sobreviviente de la retaguardia del Che asesinada en el llamado “Vado de yeso”- miraba al campesinado con actitud colaborativa:

“Le voy a contar un pasaje conmovedor. El 29 de agosto, cuando acampamos cerca al río Grande antes de ir a la casa de Honorato Rojas [vecino más próximo al primer lugar de la guerrilla], pasaron dos campesinos con sus dos asnos, los apresamos, y les pedimos que nos vendan uno de los burros, así lo hicieron, y cuando vieron que lo íbamos a sacrificar, los dos nos dijeron: ” (Ustariz Arze, 2002, 450)

Sin embargo la película muestra la imagen de un campesinado indiferente -en el mejor de los casos-, pero fundamentalmente colaborador del ejército. El caso de Honorato Rojas parece paradigmático. Efectivamente él señala al ejército boliviano el lugar exacto donde la retaguardia comandada por Joaquín -donde se encontraba Tania-, es acribillada por las fuerzas del ejército comandas por el capitán Vargas Salinas al cruzar el “Vado de yeso”. Si es cierto que Honorato colabora con el ejército, no lo es menos que lo hace bajo la amenaza directa y la violencia física ejercida contra él y su familia. Desde el mes de mayo los campesinos de la zona cercana a la guerrilla habían sido golpeados y torturados en Vallegrande, especialmente los que habían colaborado con la guerrilla, entre ellos Honorato. En el único testimonio de Honorato a un periodista de la revista cubana Verde Olivo - por María del Carmen Garcés en el extenso y documentado La guerrilla de Ernesto Che Guevara en Bolivia-, señala que durante las torturas con “palizas y shocks eléctricos” (Garcés, 2007, 252) no contó nada al ejercito. E inclusive, posterior a esas torturas un destacamento permanente se apostó en las cercanías de la casa de Honorato durante casi cinco meses hasta cuando se produce la emboscada. Aunque Vargas Salinas insiste en que su relación con Honorato fue cordial y en que esa fue la manera por la cual él habría colaborado (Ustariz Arze, 2002, 381), olvida mencionar las torturas previas. Uno de sus superiores, el General Saucedo Parada, en su libro No disparen…soy el Che (libro que publica una cantidad importante de documentación y fotos inéditas sobre la guerrilla que muchos militares han conservado inclusive hasta hoy como colección privada), destaca la actitud de Vargas:

“Incluso puso a su favor al campesino Rojas y lo guió u obligó a que hiciera lo que hizo para asegurar su victoria”. [subrayado propio] (Saucedo Parada, s/f, 121)

Hasta Adys Cupull y Froilán González en su De Ñacahuasú a la higuera, aunque no dudan en calificar a Honorato de traidor (Cupull, González, 1989, 345), destacan el comentario del Che en el mes de mayo:

“El Ejército dio el parte de la detención de todos los campesinos que colaboraron con nosotros en la zona de Masicuri: ahora viene una etapa en la que el terror sobre los campesinos se ejercerá desde ambas partes, aunque con calidades diferentes...” (Guevara, 2000, 235)

Vázquez Viaña (entrevistas, 2002) llega a señalar que fueron los soldados de Vargas Salinas los que descubrieron la presencia de la retaguardia de Joaquín a través de rastros que estos habrían dejado y no que simplemente Honorato les avisa de su presencia.

El film no señala nada al respecto de este tema, y sugiere su colaboración casi espontánea en una escena, bajo el simple comentario amedrentador del oficial del ejército. Más allá de la espontaneidad o no de Honorato y de su colaboración o no, más allá de su conciencia individual o del papel y responsabilidad que le cabe en esta delación, el personificarlo como elemento central de las consecuencias de lo que terminó pasando con la columna de la retaguardia del movimiento guerrillero, no explica las razones de la actitud general del campesinado local ni el desenlace que esta columna termina teniendo.

Otro punto de discusión es el peso y relevancia de la colaboración, por un lado de Regis Debray y por el otro de Ciro Bustos, posterior a su captura y prisión conjunta. Sobre ellos también la película se hace eco de la acusación de traición. Y no sólo convierte en eje de sus escenas esta explicación, sino que toma partido en la polémica que viene dándose sobre quién de los dos develó la presencia del Che en Bolivia. El film muestra como Debray es torturado en una golpiza y como, en una pieza contigua, intacto a Ciro Bustos realizando una serie de dibujos de la guerrilla para informar al ejercito. Estos dibujos de los guerrilleros fueron efectivamente realizados por Bustos, conjuntamente con las más relevantes descripciones de los lugares de escondite de provisiones y armas de la guerrilla (Saucedo Parada, s/f, 40). Sin embargo Bustos, en su libro reciente El Che quiere verte, presenta su propia explicación de lo sucedido y asegura que “nunca ejercieron la tortura” (Bustos, 2007, 380) sobre ellos. Más allá de la explicación que Bustos tiene sobre su colaboración -que merece ser considerada por su significativa verosimilitud-, la película muestra inmediatamente un dibujo en extremo similar a la imagen del Che; con la cabellera larga como tenía en su momento de captura y en extremo similar al caracterizado por Benicio del Toro sugiriendo la traición al revelar esta información.

El dibujo de la película, es significativamente diferente al que Bustos realizó del Che. El dibujo real, aunque similar al Che, principalmente por las protuberancias características de su frente, no es idéntico a él al momento de la captura. Es más, en él se puede ver con claridad el pelo en crecimiento -en el medio de su cabeza- ya que se había pelado para poder ingresar a Bolivia con un pasaporte falso. Al contrario, algunos de los otros dibujos de los demás guerrilleros tienen un parecido extremo que en este caso no se respeta, justificando tal vez así la explicación de Bustos que habría seguido la orden del Che de intentar hasta lo último no divulgar su presencia al ejército. Abajo se pueden ver las dos imágenes, la de la película (imagen a.-) y con menor nitidez una copia del original (imagen b.-). Frente a esto cabría preguntarles a los realizadores del film por qué utilizaron ese dibujo. Y por qué, por un lado han sido tan estrictos con las caracterizaciones de cada uno de los personajes (se ajustan de manera sorprendente al detalle de la vestimenta utilizada por el Che, su morral, y hasta lo que en Bolivia se denomina “cachucha”, un tipo especial de boina que utilizó en la guerrilla en este país), y por otro lado, poco rigurosos en la construcción de la escena, descartando la posibilidad de mostrar el dibujo original fácilmente conseguible.

A la vez la escena destaca la colaboración de Bustos por sobre la de Debray, mientras que desde el lado de los interrogatorios, tanto el militar boliviano Gary Prado (Prado, 1987, 110-112) como el agente de la CIA Félix Rodríguez (Rodriguez, Weisman, 1989, 136), afirman un acuerdo y colaboración previo de Debray con los militares bolivianos.[u3] A eso se debe sumar una carta perteneciente a Debray, que el biógrafo Pacho O´Donnell recibió de Humberto Vázquez Viaña, en la que se revela su acuerdo con los militares de revelar la presencia del Che pero no hacer pública esta información de colaboración de su parte (O´Donnell, 2003, 446-447). El Che mismo el 30 de Junio en su diario pone en duda su resistencia, agregando más dudas a la posición de Debray:

“…dijo que el Ejército se estaba enfrentando a guerrilleros perfectamente entrenados …. Se basa en las declaraciones de Debray que, parece, habló más de lo necesario aunque no podemos saber qué implicaciones tiene esto, ni cuáles fueron las circunstancias en que dijo lo que haya dicho” (Guevara, 1989, 266)


a.-Imagen extraída de la película. b.- imagen realizada por Bustos (Saucedo Parada, s/f, 51)


La polémica de quien de los dos traicionó al Che, pierde sentido cuando se sabe que el ejército boliviano ya tenía plena certeza de su presencia, no sólo por otros desertores de la guerrilla previamente capturados (Cupull, González, 1992, 96-98), sino por el material de la guerrilla encontrado por el ejército con anterioridad.

Para finalizar, es necesario destacar que la película en sí es de calidad por lo que merece ser vista, aunque no es simplemente una adaptación a la cual puedan serle permisivas estas posiciones mínimamente polémicas. El adoptar para sí la lectura sistemática de la traición como eje en torno al cual gira la explicación de la acción y el resultado de la guerrilla en Bolivia, cargar las tintas en terceros, en un “otro” externo a la propia preparación, organización, desarrollo y a la propia concepción del proyecto, obstruye cualquier capacidad de conocimiento real y efectivo de los acontecimientos concretos[u4] . Por tanto, esta forma imposibilita el entendimiento de lo que le sucedió a la guerrilla del ELN en Bolivia y de las determinaciones reales que posibiliten así su crítica.

Diego Cano

25/01/2009

Politólogo,

docente sociología y ciencia política UBA-,

y ciencias económicas–USAL-

Y en sitio Che Bolivia: http://www.chebolivia.org/index.php?option=com_content&view=article&id=115:critica-a-iche-guerrilla-diego-cano&catid=1:latest-news

Bibliografía

Anderson, Jon Lee, Che Guevara, una vida revolucionaria, Ed. Anagrama, Barcelona. 2006

Cupull, Adys; González, Froilán, De Ñacahuasú a la higuera, Ed. Política. La Habana, 1989

Cupull, Adys; González, Froilán, La CIA contra el Che, Ed. Política. La Habana, 1992

Bustos, Ciro, El Che quiere verte, la historia jamás contada del Che. Ed. Vergara, 2007

Garcés, María del Carmen, La guerrilla de Ernesto Che Guevara en Bolivia, antecedentes, preparativos, acciones, discursos, declaraciones, proclamas, testimonios, entrevistas, diarios. Ed. Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 2007

Guevara, Ernesto, El diario del Che en Bolivia, Ilustrado. Ed. Política, Edición a cargo de Adys Cupull, y Froilán González, La Habana, 2000

Longoni, Ana, Traiciones, La figura del traidor en los relatos acerca de los sobrevivientes de la represión. Ed. Grupo Norma. Argentina 2007

O´Donnell, Pacho, La vida por un mundo mejor Che, Ed. Sudamericana, Argentina, 2003

Prado Salmon, Gary, Como capture al Che, Ed B. Bolivia, 1987

Rodriguez, Felix y Weisman, John Shadow warrior, the CIA hero of a hundred unknown battles, Ed. Simon & Schuster, New York, 1989

Sacrificio– Who betrayed Che Guevara?”, película, dirigida por Erik Gandini and Tarik Saleh, 2001

Saucedo Parada, Arnaldo, No disparen…soy el Che, Ed. Oriente, Bolivia, s/f

Soria Galvarro, Carlos, El Che en Bolivia, documentos y testimonios, Ed. La Razón, La Paz, septiembre de 2005. Cinco Tomos.

Ustariz Arze, Reginaldo, Vida, muerte y resurrección del Che, Ed. Brasbol, Cochabamba, Bolivia, 2002

Vázquez Viaña, Humberto, Una guerrilla para el Che, Historia de la guerrilla del Che en Bolivia, antecedentes, Ed. R. B., Santa Cruz de la Sierra, 2000 (Hay nueva edición Ed. El País, Santa Cruz de la Sierra, 2008)

Vázquez Viaña, Humberto, entrevistas, agosto y septiembre, 2002

La reproducción simple El Capital Marx


La reproducción simple, interpretación sintética del capítulo 21 de El Capital [1]

El capítulo comienza señalando que son las mismas condiciones las de la producción así como las de la reproducción, y que toda sociedad, para mantener —como mínimo— la propia escala, tiene que remplazar lo consumido en un periodo determinado.

La reiteración del proceso en la misma escala, Marx la llama reproducción simple, donde el capitalista consume el plusvalor extraído en ese periodo para su propio consumo.

Señala Marx:

“... la reproducción no se opone de manifiesto más que como medio de reproducir como capital el valor adelantado, es decir, como valor que se valoriza a sí mismo. De ahí que la máscara económica [ökonomische Charaktermaske, la personificación económica[2]] que caracteriza al capitalista sólo se adhiere [hängt, cuelga] a un hombre porque su dinero funciona continuamente como capital.” (pág. 696)[3]

Marx destaca que esta simple repetición nos pone enfrente de ciertas características del proceso que antes no se nos develaban:

“… Ahora bien, aunque ésta es meramente la reiteración del proceso de producción en la misma escala, esa mera repetición o continuidad imprime al proceso ciertas características nuevas o, más bien, disuelve las características aparentes ostentadas por el proceso cuando sólo transcurría de manera aislada.” (pág. 696)


Marx presenta esto como una afirmación que desplegará a lo largo del capítulo, por lo que sería pertinente preguntarse: ¿Qué es lo que antes se nos presentaba de una forma, y por qué ahora se presenta de otra?

Resalta Marx:

“… que la introducción al proceso de producción es la compra de la fuerza de trabajo por un tiempo determinado, y dicha introducción se renueva constantemente no bien vence el plazo de venta del trabajo, cerrándose, con ello, determinado período de producción” (pág. 696)

Una primera respuesta se presenta, inmediatamente, en la forma dineraria, la cual media en el proceso de compraventa de la fuerza de trabajo. Esta también encubre que se trata de una parte del producto reproducido constantemente por el obrero que fluye a sus manos bajo la forma del salario.

“El capitalista, sin duda, le paga en dinero el valor de la mercancía. Pero este dinero no es más que la forma transmutada [verwandelte, transformada][4] del producto del trabajo, o más bien, una parte de dicho producto.” (pág. 697)

La “ilusión” que produce la forma dineraria, se desvanece cuando, en vez de mirar el proceso aislado de un comprador de fuerza de trabajo y de su vendedor, se mira el proceso de conjunto.

“La ilusión [Illusion] generada por la forma dineraria se desvanece de inmediato, no bien tomamos en consideración no al capitalista individual y al obrero individual, sino a la clase capitalista y a la clase obrera.” (pág. 697)

Esto plantea un punto de significativa importancia en la exposición. Esto es que antes, en el desarrollo del proceso de producción, Marx presentaba al obrero y al capitalista de manera aislada e independiente. Ahora el fluir constante del proceso nos muestra la unidad de aquello que antes estaba separado. Esta reproducción, por tanto, nos muestra que el capital variable no es más que una forma en la que se manifiesta “el fondo de medios de subsistencia” para la reproducción del obrero. Lo que habíamos visto que se alejaba del obrero bajo la forma de capital retorna ahora a este como medio de pago. Sobre esta base, podría decirse —tal vez anticipadamente— que bajo la forma jurídica de una propiedad mercantil encierra su contrario: un contenido de apropiación sin equivalente. Es la unidad del movimiento la que nos revela el contenido.

Al mostrar que el capital variable es la forma en la que, en esta sociedad, se expresa ese fondo, no hace más que destacar que este aparece bajo otras formas en otras formas de sociedad. Por eso, de inmediato, Marx señala la forma en que aparece con el campesino, que realiza a prestaciones personales serviles, quien reproduce constantemente sus medios de subsistencia. Pero destacando la centralidad de esta diferencia de forma, donde en cambio la forma asalariada de su trabajo reviste el carácter de:

“… forma de trabajo voluntario y pago [die Form freiwilliger und bezahlter Arbeit].” (pág. 696)

Asimismo, es menester señalar algo que, más adelante, aparecerá con más fuerza, y esto es que, en este capítulo, Marx insiste en poner —se podría decir exteriormente— la comparación con otras formas de organización social. Las interpretaciones de este capítulo, en general, hacen énfasis sobre esto, y señalan que la forma es una simple “ilusión”. Este término es incluso —como vimos— usado por Marx. Sin embargo, veremos, plenamente desarrollado en el capítulo siguiente (cap. 22), que esa unidad de esta forma y ese contenido se muestran como lo especifico de este modo de organización social de la vida humana.

Así Marx marca cómo, examinando el proceso en su fluencia constante, el capital variable pierde el carácter de capital propio del capitalista. Haciendo solo mención a algo que Marx desarrollará en el capítulo 24, él señala -de manera graciosa- que hasta puede ser verosímil que el capitalista haya acumulado, en principio, sobre la base de su propio trabajo, más allá de apropiarse de trabajo ajeno impago. ¿Cómo? Lo desarrolla de una manera formal a través de un ejemplo numérico. Si el capitalista tiene 1000 pesos y su plusvalor es de 200 pesos en una rotación, al cabo de cinco periodos no le quedó nada de su capital originario, ya que se lo gastó todo como fondo de su propio consumo. Por tanto, todo el capital termina siendo apropiación de trabajo ajeno impago [3][5].

“… la mera continuidad del proceso de producción, o la reproducción simple, al cabo de un período más breve o más dilatado transforma necesariamente todo capital en capital acumulado o plusvalor capitalizado. Aun cuando al ingresar al proceso de producción ese capital fuese propiedad adquirida a fuerza de trabajo personal por su empleador, tarde o temprano se convierte en valor apropiado sin equivalente, en concreción material, ya sea en forma dineraria o de otro tipo, de trabajo ajeno impago.” (pág. 700)

Todo capital es trabajo ajeno impago. Pero ¿Cómo? ¿No regía la propiedad individual? Nuevamente, bajo una forma, su contenido es todo lo contrario. En este punto, Marx destaca lo que ya se expuso en el capítulo cuarto, la necesidad de la existencia del enfrentamiento, oposición, del poseedor de valor y el poseedor de la sustancia [substanz] creadora de valor.

“La escisión entre el producto de trabajo y el trabajo mismo, entre las condiciones objetivas del trabajo y la fuerza de trabajo subjetiva, era pues el fundamento[6], efectivamente dado, el punto de partida, del proceso capitalista de producción. Su mera continuidad, o la reproducción simple, reproduce y perpetúa ese punto de partida del proceso como resultado del mismo. El proceso de producción transforma continuamente el dinero en capital, los medios de producción en medios de valorización. Por otra parte, el obrero sale del proceso de producción, constantemente, tal como entró en él.” (pág. 701)

La reproducción del proceso muestra que encierra la reproducción de esas mismas condiciones de escisión entre el productor y el capitalista.

Aquí el lector podría pensar que, la exposición realizada por Marx, se preguntase qué quedó de las cuatro cosas ([1] la libertad, [2] la igualdad, [3] la propiedad y [4] el interés personal) que imperaban en el proceso de circulación al final del capítulo cuarto.

Ya en los capítulos 7 y 8 se plantea que la igualdad, bajo la forma de un cambio de equivalentes —o iguales—, se imponía la explotación. El arrancarle una parte de su propio producto bajo la forma de la igualdad de la transacción. Porque cambia su fuerza de trabajo como un equivalente es explotado.

Marx desarrolla, entonces, el consumo individual del obrero que —adelantándome— mostrará que su libertad e interés personal no son más que la forma de expresión de una necesidad del capital.

“El consumo del obrero es de naturaleza dual. En la producción misma consume por su trabajo medios de producción y los transforma en productos de valor mayor que el del capital adelantado. Es éste su consumo productivo. Dicho consumo es, al mismo tiempo, consumo de su fuerza de trabajo por el capitalista que la ha comprado. Por otra parte, el obrero gasta en medios de subsistencia el dinero pagado por la compra de la fuerza de trabajo: éste es su consumo individual. El consumo productivo y el consumo individual del obrero difieren, pues, de manera total. En el primer caso el obrero actúa como fuerza motriz del capital y pertenece al capitalista; en el segundo, se pertenece a sí mismo y ejecuta funciones vitales al margen del proceso de producción. El resultado de uno de esos consumos es la vida del capitalista, el del otro es la vida del obrero mismo". (págs. 702 y 703)

Visto así, no habría mayor expresión de la libertad que el consumo del trabajador al margen —o por fuera [außerhalb]— del proceso productivo del obrero[7]. Y ahí, casi de inmediato, Marx destaca que esto ocurre solo considerando el proceso de manera aislada. Al presentarse, en la reproducción simple, el proceso en su fluencia, el consumo del trabajador es solo un momento[8] de la reproducción del capital mismo.

“Pero si no se examina el proceso aislado de producción de la mercancía, sino el proceso capitalista de producción en su fluencia interconexa [in seinem Zusammenhänganden Fluß, en su flujo vinculante[9]] y, en su escala social, el consumo individual del obrero sigue siendo también un elemento [eine Moment, un momento[10]] de la producción y reproducción del capital, ya se efectúe dentro o fuera del taller, de la fábrica, etc., dentro o fuera del proceso laboral; exactamente, al igual que lo que ocurre con la limpieza de la máquina, ya se efectúe dicha limpieza durante el proceso de trabajo o en determinadas pausas del mismo.” (págs. 703 y 704).

Un momento de la reproducción del capital, aunque no esté dicho estrictamente en estos términos, muestra que el capital es el sujeto de la vida social. Ni siquiera lo más inmediato que se presenta a la conciencia en el modo de producción capitalista, la necesidad del estómago o de la fantasía, son meras expresiones del proceso del capital como un todo reproduciéndose.

“Mediante la conversión de una parte del capital en fuerza de trabajo, el capitalista mata dos pájaros de un tiro. Transforma una parte de su capital en capital variable y valoriza así su capital global. Incorpora la fuerza de trabajo a sus medios de producción. Consume productivamente la fuerza de trabajo al hacer que el obrero, mediante su trabajo, consuma productivamente los medios de producción. Por otra parte, los medios de subsistencia, o sea la parte del capital enajenada a los obreros, se transforman en músculos, nervios, huesos, cerebro, etc., de obreros.” (págs. 704 y 705)

Marx presenta cómo el capitalista sólo vela porque este consumo individual se reduzca a lo “necesario”. Como diciendo: ni siquiera tiene que intervenir en determinar cuál debe ser el consumo obrero; sólo vela porque se realice lo necesario cuando se aleja de esta norma.

“En efecto: el consumo individual del obrero es improductivo para él mismo, puesto que únicamente reproduce al individuo lleno de necesidades, es productivo para el capitalista y el estado[11], puesto que es producción de la fuerza que produce la riqueza ajena”. (pág. 705)

Reproducir al individuo lleno de necesidades es productivo en tanto y en cuanto su capacidad de trabajo produzca riqueza ajena. Bajo las apariencias del capítulo cuarto, donde el obrero persigue su interés personal, lo que encierra es que satisface una necesidad del capital [4] o, puesto directamente como lo dice Marx, el obrero como atributo del capital:

“Desde el punto de vista social, la clase obrera, también cuando está fuera del proceso laboral directo es un accesorio [zubehör, accesorio, atributo[12] en la traducción de Roces, FCE] del capital, a igual título que el instrumento inanimado de trabajo. Incluso su consumo individual no es, dentro de ciertos límites, más que un factor del proceso de reproducción del capital. … cuida de que los obreros reaparezcan constantemente en el mercado de trabajo. El esclavo romano estaba sujeto [gebunden, unido, ligado][13] por cadenas a su propietario; el asalariado lo está por hilos invisibles[14]. El cambio constante de patrón individual y la fictio juris [ficción jurídica] del contrato, mantienen en pie la apariencia de que el asalariado es independiente.” (pág. 706)

Una vez más, aparece la comparación con otros modos de organización de la vida social, lo cual reforzaría el carácter de supuesta sujeción externa. Esta metáfora de Marx ha sido muy utilizada en otras interpretaciones —como se señaló anteriormente— con el sentido de una dominación puesta exterior por sobre el obrero, la idea de cadena.

El más evidente es Carlo Cafiero, quien realizó una síntesis de El Capital contemporánea a Marx, y, en su síntesis del capítulo veintiuno, dice:

“El esclavo, el siervo y el obrero trabajan los tres en parte para producir lo necesario a su manutención y en parte para beneficio de su amo. Representa tres formas diversas de la misma cadena de sujeción y de explotación.” (pág. 67, Cafiero, 1978)

Con esta idea de la misma cadena en diferentes modos de producción, se borra la especificidad de la forma de “instrumentos de producción autoconscientes”, que son los obreros libres que realizan su trabajo de forma voluntaria [freiwilliger], tal como se presenta en el modo de producción capitalista. Es decir, borra la forma para quedarse con el contenido, y se pierde la especificidad de la unidad del proceso.

Otra explicación que también borra las formas que imperan en la circulación de mercancías, pero de manera diferente, es la del resumen más conocido de Gabriel Deville:

“… su esclavitud económica se oculta bajo la renovación continua de este acto de venta por el engaño del contrato libre por el cambio de dueños individuales y por las oscilaciones de los precios que el trabajo obtiene en el mercado” (pág. 155, Deville, 2007)

En este caso, la forma también sostiene solo el contenido, donde el obrero es un factor del proceso de reproducción del capital, pero la forma en la que efectivamente se realiza en la circulación —imperando libertad, la igualdad, la propiedad y el interés personal— quedan como simple “engaño”, del cual parecería brotar un simple darse cuenta para que el obrero encierre la potencialidad de transformarlo. Lo mismo aparece en Anastasio Mansilla, para quien el simple “cobrar conciencia del antagonismo ayuda al proletariado a alzarse en la lucha” (pág. 24, Mansilla, 1965).

Hasta el mismísimo Manual de Economía Política de la URSS, parece encontrar el contenido de mera apariencia de la libertad que impera en la circulación de mercancías, aunque se queda en la forma de una conciencia y voluntad libre destacando el encadenamiento del obrero:

“El obrero, ya antes de haber vendido su fuerza de trabajo a uno u otro patrono, pertenece al capitalista colectivo, es decir, a la clase capitalista en su conjunto. Cuando un proletario cambia de trabajo, cambia, simplemente, a un explotador por otro. El obrero se halla encadenado para toda la vida al carro del capital” (pág. 138, Manual de de Economía Política de la URSS, 1958)

Solo con la intención de provocar, es el “renegado” Kautsky quien plantea en su resumen de El Capital lo que se expone en este capítulo:

“El sistema de producción capitalista es tan poderoso que por lo general sus leyes se cumplen como leyes económicas ineludibles, sin necesidad del apoyo político. El trabajador está atado al capital con invisibles cadenas, y encuentra al capital donde quiera que se dirija”. (pág. 176, Kautsky, 1974).

Sin embargo, Kautsky pareciera olvidarse de la forma concreta en que esas leyes se cumplen. Tanto el velar del capitalista por un determinado nivel de consumo obrero, así como el estado —en la mención de Malthus señalada en la nota 11—, así como en el ejemplo concreto señalado a continuación, la intervención del estado es más amplia. La política parece mostrarse como la forma concreta, práctica, en la que esas leyes terminan efectivamente realizándose. Y no “sin necesidad” de su apoyo, como destaca Kautsky.

Marx después pone una forma concreta en la cual antes el capital velaba por su “derecho de propiedad sobre el obrero libre”, presentando una discusión entre Edmund Potter y el diario londinense Times de 1863 sobre la limitación de movilidad del obrero de emigrar hacia los Estados Unidos en plena crisis algodonera justamente por la guerra civil en ese país, reforzando el carácter de “título de propiedad del capital sobre la fuerza de trabajo” (pág.707, y ver anexo copia de las notas originales, diario Times)

En el medio Marx menciona que no es solo la reproducción de sí mismo, sino de la prole.

“La reproducción de la clase obrera implica, a la vez, que la destreza se trasmita y acumule de una generación a otra.” (pág. 706)

En conclusión, es claro que el proceso capitalista perpetúa la explotación del obrero. Por tanto, no tiene otra opción que salir permanentemente a vender su fuerza de trabajo a algún capital porque ha consumido todo lo que tenía. Como cualquier poseedor de mercancías no tiene más remedio que venderla. En la apariencia de la libertad de elegir a quien se la venda, se ve obligado a seguir vendiéndola al capital social como un todo [1].

“El proceso capitalista de producción, pues, reproduce por su propio desenvolvimiento la escisión entre fuerza de trabajo y condiciones de trabajo. Reproduce y perpetúa, con ello, las condiciones de explotación del obrero. Lo obliga, de manera constante, a vender su fuerza de trabajo para vivir, y constantemente pone al capitalista en condiciones de comprarla para enriquecerse. Ya no es una casualidad que el capitalista y el obrero se enfrenten en el mercado como comprador y vendedor. Es el doble recurso del propio proceso lo que incesantemente vuelve a arrojar al uno en el mercado, como vendedor de su fuerza de trabajo, y transforma siempre su propio producto en el medio de compra del otro. En realidad [In der Tat, En la práctica[15]], el obrero pertenece al capital aun antes de venderse al capitalista. Su servidumbre económica está a la vez mediada y encubierta por la renovación periódica de la venta de sí mismo, por el cambio de su patrón individual y la oscilación que experimenta en el mercado el precio del trabajo.

El proceso capitalista de producción, considerado en su interdependencia [Zusammenhang, conexión, contexto, continuidad] o como proceso de reproducción, pues, no sólo produce mercancías, no sólo produce plusvalor, sino que produce y reproduce la relación capitalista misma: por un lado el capitalista, por la otra el asalariado.” (págs. 711 y 712).

La apariencia es que queda todavía sin resolver qué impera la propiedad privada fundada en el propio trabajo, que el capitalista obtuvo su capital de su trabajo personal, y le paga el valor de la fuerza de trabajo con el producto de su propio producto de trabajo. En parte esto ya se develo en este capítulo, sin embargo plenamente desarrollada la transformación de las leyes de propiedad mercantil se transforman en leyes de apropiación capitalista se encuentra en el capitulo siguiente.

Bibliografia

Cafiero, Carlo, El Capital, al alcance de todos, Ediciones Jucar. España. 1977

Deville, Gabriel, El Capital, Karl Marx, Editorial Claridad, 2007

Ehrbar Hans G. Annotations to Karl Marx’s ‘Capital’ Class Edition, January 2008, en http://www.econ.utah.edu/~ehrbar/akmc.pdf

Iñigo Carrera, Juan, El Capital: razón histórica, sujeto revolucionario y conciencia. Imago Mundi Editores, 2008

Manual de de Economía Politica de la URSS. Editorial Cartago. Buenos Aires. 3 de enero de 1958

Mansilla, Anastasio, Comentarios a la sección séptima del Tomo 1 de El Capital. Editorial Ciencias Sociales. Cuba. 1965

Marx, El Capital, Tomo 1, Vol. 2. Siglo XXI, Buenos Aires. Vigésima edición 1999

Marx, El Capital, FCE, Mexico. Cuarta edición. 1966

Kautsky, Karl, El pensamiento económico de Carlos Marx. Distribuidora Baires, 1974

Rosenberg, David, Comentarios a los tres tomos de El Capital, Tomo 1, Ediciones Quinto Sol. México. 1985



[1] Diego Cano. 12-06-09

[2] Es importante resaltar alguna posible discusión sobre el carácter de máscara y personificación, según la traducción de Charaktermaske en Siglo XXI Editores (en adelante Siglo XXI) como máscara, y la que sostengo como personificación, aunque ésta sea evidentemente no literal de lo expresado por Marx. La traducción de Siglo XXI no respeta el original, ya que solo lo traduce como máscara (lo mismo hace FCE). Por otro lado, la palabra Charakter no solo refiere a carácter en castellano, sino también a un posible personaje de un actor de teatro. Además, la regla para palabras compuestas es traducir desde atrás hacia adelante: máscara del carácter. Sin embargo, siguiendo este ejercicio de traducción, entiendo que Marx resalta con esto el papel que le cabe jugar activamente expresando cierta determinación y haciendo énfasis en la mediación de la voluntad individual como manifestación de un contenido que veremos en este capítulo. Por esto me parece que sería más ajustado traducirlo como personificación, y no simplemente como máscara, donde se haría hincapié en la apariencia de una supuesta esencialidad humana fuera de toda forma.

[3] Los textos entre corchetes, en el medio de las citas, son agregados míos de traducción y comentarios de referencia. Los números de página corresponden a la edición de Siglo XXI, excepto que esté aclarado.

[4] Es interesante destacar la confusión que genera la traducción de Siglo XXI cuando a un mismo término en alemán lo denomina de tres diversas formas en una página (pág. 697). El término en alemán verwandeln, que significa transformación, se traduce como transformación, transmutación o reconversión. En Fondo de Cultura (W.Roces) se traduce, en uno de los casos, como transfiguración.

[5] Los números corresponden a las apariencias del proceso de circulación al finalizar del capítulo cuarto, que irán develándose en este. Se numera cada una de ellas cuando se expone su contenido contrario a dicha forma, en este caso, un aspecto de la propiedad.

[6] Aunque sin saber exactamente a qué se refiere Marx cuando habla de fundamento [Grund], entiendo que es un planteo similar a lo expuesto en Hegel, donde el fundamento es la unidad de la identidad y la diferencia. “El fundamento es la esencia, que es su negatividad es idéntica consigo misma.” (pág. 394). Y más adelante: “El fundamento tiene un contenido determinado. La determinación del contenido, como ya se concluyó, constituye la base para la forma; es lo simple inmediato frente a la mediación de la forma” (pág. 40, Ciencia de la Lógica, G.W.F. Hegel. 2ª edición, 1968, Ediciones Solar).

[7] Al iniciar el capítulo uno Marx nos decía: “La naturaleza de esas necesidades, el que se originen, por ejemplo, en el estómago o en la fantasía, en nada modifica el problema”. (pág. 44)

[8] Entiendo que Marx utiliza el “concepto” de momento en un estricto uso de término técnico de la filosofía hegeliana. Momento es un paso, una mediación, en el devenir de algo; no es el sujeto de lo que se expone. No es lo que pone en movimiento la cosa. Es solo un momento en el despliegue de la cosa misma.

[9] La palabra “interconexa”, propuesta por Siglo XXI, no aparece en el original de la segunda edición alemana de El Capital. Esto es importante porque el interconectar algo es entender ese algo previamente separado, cuando justamente Marx resalta todo lo contrario: la unidad del capital y el consumo obrero no como cosas externas puestas en relación por el autor o lector, sino en el fluir de la reproducción del capital mismo donde una (el consumo obrero) es un momento de la otra (el capital).

[10] Siglo XXI traduce lo que aparece en el original alemán tres veces como momento [eine Moment], dos veces como elemento (págs. 704 y 705), y una tercera vez como factor (pág. 706). Así, no solo son poco rigurosos en traducir una misma palabra de una misma manera, sino que le quitan el sentido y, peor, el contenido que Marx expresa en este capítulo.

[11] La mención al estado aquí está un tanto fuera de lugar a mi entender. Una posible explicación podría ser entendiéndose al estado como el representante del capital social, sin embargo no está explícitamente dicho en este sentido. Parece más verosímil que sea un correlato de la cita a continuación de Malthus, donde menciona al estado, y a Marx al estar criticando a los ideólogos del capitalista hace uso de la misma forma de expresión que en principio no se enfrenta a lo que está desarrollado acá. La cita de Malthus es la siguiente: "El único consumo productivo propiamente dicho es el consumo o destrucción de riqueza" (se alude aquí al consumo de los medios de producción) "por los capitalistas con vistas a la reproducción... El obrero... es un consumidor productivo para la persona que lo emplea y para el estado, pero, estrictamente hablando, no lo es para sí mismo." (Malthus, "Definitions...", página 30.)” (pág. 705). Refiere a libro de Malthus Definitions in Political Economy.

[12] Según la primera acepción del diccionario de la Real Academia (RAE): atributo. (Del lat. attribūtum). 1. m. Cada una de las cualidades o propiedades de un ser.

[13] La traducción de gebunden como sujeto (sujeción) tanto de Siglo XXI como de FCE, refuerza la idea de exterioridad expresada en las interpretaciones que se desarrollan a continuación.

[14] En la edición alemana esta frase aparece así: “Der römische Sklave war durch Ketten, der Lohnarbeiter ist durch unsichtbare Fäden an seinen Eigentümer gebunden” (pág. 599, Werke, Band 23, Das Kapital, Buch 1, Ed. 2005)

[15] In der Tat en el original de la edición alemana, deriva de tun/machen “hacer” y no de “realidad”. El término realidad distorsiona lo planteado entre forma y contenido, donde ambos son realidades. No es que solo ahora s esta en presencia de la realidad. Es más claro y fiel en la práctica porque se avanza de formas más abstractas a formas concretas, tan reales como las otras, que se ponen en práctica de manera concreta.