martes, 11 de mayo de 2010

Crítica a Che Guerrilla de Soderbergh!











La segunda parte de la película sobre Ernesto Guevara, del director Soderbergh, se estrena estos días centrándose en la experiencia de la guerrilla en Bolivia. Desde el punto de vista que se argumentará a continuación, más allá de su calidad cinematográfica, además de cierta rigurosidad en los personajes reales participantes en la experiencia, la película propone una lectura de los hechos que resulta en principio polémica a la luz de nuevos libros de historiadores y participantes directos, diarios de siete participantes de la guerrilla, incluido el Che, documentos de la guerrilla -los comunicados públicos, documentos internos, mensajes cifrados, etc.-, además de entrevistas a sobrevivientes.

Es evidente que la figura de Ernesto Guevara reúne características que resultan movilizadoras en diversos sentidos. Sin embargo el examen cuidadoso de su que hacer -podríamos decir- político, ha quedado relegado. A pesar de la enorme cantidad de material publicado sobre el Che poco se ha estudiado sobre la historia de la guerrilla en Bolivia, excepto honrosas excepciones, principalmente de historiadores bolivianos. Esta película, con su calidad actoral y de producción, supuestamente basada de manera rigurosa en el diario que el Che realizó durante esta experiencia revolucionaria, brinda una excusa para poder resaltar estos puntos polémicos de interpretación. El lugar de elección del accionar guerrillero, la relación con los partidos comunistas y en especial el boliviano, la relación con “el campesinado” local, la modificación de ciertas cuestiones particulares que refuerzan responsabilidades de algunos de los actores frentes a otros y, especialmente, el lugar de la traición como factor causante de los resultados obtenidos, son otros de los tantos puntos polémicos que surgen de un análisis más cuidadoso. Veámoslos más de cerca.

La película pone en evidencia, un supuesto diálogo llevado a cabo en Cuba entre Regis Debray y Fidel Castro sobre cómo y quién habría escogido Ñacahuazú como lugar de operaciones. Según el film, Fidel le comenta a Debray que el Che habría elegido el lugar por su cercanía con la Argentina y además para que funcione “como lugar de entrenamiento durante seis meses”. Aunque esta argumentación podría ser válida como resultado final de la razón de su elección, el examen comparado de los diferentes diarios de los participantes de la guerrilla -principalmente el diario de Harry Villegas alias “Pombo” (Soria Galvarro, tomo 2 Los otros diarios, 2005, 30-32)[u1] - , ponen en duda que esta haya sido la lógica que lo llevó finalmente a escoger dicho lugar especifico y Bolivia en general. En todo caso sugieren que las circunstancias de quienes tomaron esa responsabilidad y los tiempos de la misma, en tensión con los intereses del partido comunista boliviano y frente a la premura del Che de iniciar las actividades, fueron los factores decisorios del lugar.

Acá la película comete un error relevante, al presentar a Debray increpando a Fidel el hecho de no haber elegido la zona de Alto Beni, ya que “allá es donde están las minas”. El Alto Beni es el lugar que los diarios de los guerrilleros indican que había sido elegido como primer probable lugar de operaciones. Y aunque existe en la zona una actividad minera fundamentalmente basada en una explotación "cooperativa" de yacimientos auríferos, el Alto Beni tanto como Ñacahuazú están casi a la misma de las principales regiones mineras . Por tanto, ese no es el lugar de la actividad sindical minera principal de Bolivia, como la película, demostrando así un desconocimiento de la geografía y política del país.[u2]

La película también reafirma uno de los puntos que han sido largamente interpretados como una traición del secretario general del PCB (Partido Comunista Boliviano), Mario Monje, y del partido mismo. Este punto requiere un análisis particular ya que contiene una complejidad mayor como para ser simplemente etiquetado como una traición. La relación entre los diversos alzamientos guerrilleros apoyados por Cuba y los respectivos partidos comunistas de los diferentes países latinoamericanos ha sido diversa y con variados grados de intensidad. Las razones de este movimiento están vinculadas a la evolución de la propia política interna cubana y a los vaivenes de la relación e intereses con la Unión Soviética. Sin embargo la relación con el PCB no debe ser abstraída de su propia evolución, simplificándola en las actitudes o características personales de Mario Monje. Éste, al exigirle al Che la conducción de la guerrilla –o como el film pone en boca de Mario Monje: “las condiciones no están creadas para el tipo de lucha que el Che propone”- parecería meramente estar cometiendo un exceso individual. Una parte de esta relación puede ser reconstruida a través de los comentarios del mismo Che en su diario, quien además inmediatamente posterior a su reunión con Monje, el 1 de enero de 1967, asigna a lo que aparece como una arbitrariedad individual una posible razón:

“Mi impresión es que al enterarse por Coco de mi decisión de no ceder en las cosas estratégicas, se aferró a ese punto para forzar la ruptura, pues sus argumentos son inconsistentes” (Guevara, 2000, 53)

El historiador boliviano Carlos Soria Galvarro dedica uno de sus cinco tomos de El Che en Bolivia a la supuesta traición del PCB, compilando una cantidad relevante de documentos internos y testimonios que aportan a su entendimiento (Soria Galvarro, tomo 4 ¿Traición del PCB?, 2005). De igual forma, la interpretación de Humberto Vázquez Viaña -sociólogo boliviano participante de la red urbana del ELN-, quien en su libro Una Guerrilla para el Che desarrolla una explicación interna de la relación entre Cuba, el Che y el PCB (Vázquez Viaña, Cap. 3 El Partido comunista de Bolivia y la revolución cubana, 2000, 56-78).

Otro de los puntos polémicos es la relación entre la guerrilla y el llamado “campesino” local, sea este pequeño propietario o asalariado agrícola. Como el mismo Che señala en su diario ningún “campesino” se les incorporó. Sin embargo, durante por lo menos los cuatro primeros meses no puede leerse ningún comentario crítico en los diarios en relación al comportamiento campesino. Reginaldo Ustariz Arze -periodista y médico boliviano que vive en Brasil- en su libro Vida, muerte y resurrección del Che, el cual contiene innumerables entrevistas y una excelente recopilación de material fotográfico, resalta cómo la propia guerrilla a través de una entrevista a Paco –único sobreviviente de la retaguardia del Che asesinada en el llamado “Vado de yeso”- miraba al campesinado con actitud colaborativa:

“Le voy a contar un pasaje conmovedor. El 29 de agosto, cuando acampamos cerca al río Grande antes de ir a la casa de Honorato Rojas [vecino más próximo al primer lugar de la guerrilla], pasaron dos campesinos con sus dos asnos, los apresamos, y les pedimos que nos vendan uno de los burros, así lo hicieron, y cuando vieron que lo íbamos a sacrificar, los dos nos dijeron: ” (Ustariz Arze, 2002, 450)

Sin embargo la película muestra la imagen de un campesinado indiferente -en el mejor de los casos-, pero fundamentalmente colaborador del ejército. El caso de Honorato Rojas parece paradigmático. Efectivamente él señala al ejército boliviano el lugar exacto donde la retaguardia comandada por Joaquín -donde se encontraba Tania-, es acribillada por las fuerzas del ejército comandas por el capitán Vargas Salinas al cruzar el “Vado de yeso”. Si es cierto que Honorato colabora con el ejército, no lo es menos que lo hace bajo la amenaza directa y la violencia física ejercida contra él y su familia. Desde el mes de mayo los campesinos de la zona cercana a la guerrilla habían sido golpeados y torturados en Vallegrande, especialmente los que habían colaborado con la guerrilla, entre ellos Honorato. En el único testimonio de Honorato a un periodista de la revista cubana Verde Olivo - por María del Carmen Garcés en el extenso y documentado La guerrilla de Ernesto Che Guevara en Bolivia-, señala que durante las torturas con “palizas y shocks eléctricos” (Garcés, 2007, 252) no contó nada al ejercito. E inclusive, posterior a esas torturas un destacamento permanente se apostó en las cercanías de la casa de Honorato durante casi cinco meses hasta cuando se produce la emboscada. Aunque Vargas Salinas insiste en que su relación con Honorato fue cordial y en que esa fue la manera por la cual él habría colaborado (Ustariz Arze, 2002, 381), olvida mencionar las torturas previas. Uno de sus superiores, el General Saucedo Parada, en su libro No disparen…soy el Che (libro que publica una cantidad importante de documentación y fotos inéditas sobre la guerrilla que muchos militares han conservado inclusive hasta hoy como colección privada), destaca la actitud de Vargas:

“Incluso puso a su favor al campesino Rojas y lo guió u obligó a que hiciera lo que hizo para asegurar su victoria”. [subrayado propio] (Saucedo Parada, s/f, 121)

Hasta Adys Cupull y Froilán González en su De Ñacahuasú a la higuera, aunque no dudan en calificar a Honorato de traidor (Cupull, González, 1989, 345), destacan el comentario del Che en el mes de mayo:

“El Ejército dio el parte de la detención de todos los campesinos que colaboraron con nosotros en la zona de Masicuri: ahora viene una etapa en la que el terror sobre los campesinos se ejercerá desde ambas partes, aunque con calidades diferentes...” (Guevara, 2000, 235)

Vázquez Viaña (entrevistas, 2002) llega a señalar que fueron los soldados de Vargas Salinas los que descubrieron la presencia de la retaguardia de Joaquín a través de rastros que estos habrían dejado y no que simplemente Honorato les avisa de su presencia.

El film no señala nada al respecto de este tema, y sugiere su colaboración casi espontánea en una escena, bajo el simple comentario amedrentador del oficial del ejército. Más allá de la espontaneidad o no de Honorato y de su colaboración o no, más allá de su conciencia individual o del papel y responsabilidad que le cabe en esta delación, el personificarlo como elemento central de las consecuencias de lo que terminó pasando con la columna de la retaguardia del movimiento guerrillero, no explica las razones de la actitud general del campesinado local ni el desenlace que esta columna termina teniendo.

Otro punto de discusión es el peso y relevancia de la colaboración, por un lado de Regis Debray y por el otro de Ciro Bustos, posterior a su captura y prisión conjunta. Sobre ellos también la película se hace eco de la acusación de traición. Y no sólo convierte en eje de sus escenas esta explicación, sino que toma partido en la polémica que viene dándose sobre quién de los dos develó la presencia del Che en Bolivia. El film muestra como Debray es torturado en una golpiza y como, en una pieza contigua, intacto a Ciro Bustos realizando una serie de dibujos de la guerrilla para informar al ejercito. Estos dibujos de los guerrilleros fueron efectivamente realizados por Bustos, conjuntamente con las más relevantes descripciones de los lugares de escondite de provisiones y armas de la guerrilla (Saucedo Parada, s/f, 40). Sin embargo Bustos, en su libro reciente El Che quiere verte, presenta su propia explicación de lo sucedido y asegura que “nunca ejercieron la tortura” (Bustos, 2007, 380) sobre ellos. Más allá de la explicación que Bustos tiene sobre su colaboración -que merece ser considerada por su significativa verosimilitud-, la película muestra inmediatamente un dibujo en extremo similar a la imagen del Che; con la cabellera larga como tenía en su momento de captura y en extremo similar al caracterizado por Benicio del Toro sugiriendo la traición al revelar esta información.

El dibujo de la película, es significativamente diferente al que Bustos realizó del Che. El dibujo real, aunque similar al Che, principalmente por las protuberancias características de su frente, no es idéntico a él al momento de la captura. Es más, en él se puede ver con claridad el pelo en crecimiento -en el medio de su cabeza- ya que se había pelado para poder ingresar a Bolivia con un pasaporte falso. Al contrario, algunos de los otros dibujos de los demás guerrilleros tienen un parecido extremo que en este caso no se respeta, justificando tal vez así la explicación de Bustos que habría seguido la orden del Che de intentar hasta lo último no divulgar su presencia al ejército. Abajo se pueden ver las dos imágenes, la de la película (imagen a.-) y con menor nitidez una copia del original (imagen b.-). Frente a esto cabría preguntarles a los realizadores del film por qué utilizaron ese dibujo. Y por qué, por un lado han sido tan estrictos con las caracterizaciones de cada uno de los personajes (se ajustan de manera sorprendente al detalle de la vestimenta utilizada por el Che, su morral, y hasta lo que en Bolivia se denomina “cachucha”, un tipo especial de boina que utilizó en la guerrilla en este país), y por otro lado, poco rigurosos en la construcción de la escena, descartando la posibilidad de mostrar el dibujo original fácilmente conseguible.

A la vez la escena destaca la colaboración de Bustos por sobre la de Debray, mientras que desde el lado de los interrogatorios, tanto el militar boliviano Gary Prado (Prado, 1987, 110-112) como el agente de la CIA Félix Rodríguez (Rodriguez, Weisman, 1989, 136), afirman un acuerdo y colaboración previo de Debray con los militares bolivianos.[u3] A eso se debe sumar una carta perteneciente a Debray, que el biógrafo Pacho O´Donnell recibió de Humberto Vázquez Viaña, en la que se revela su acuerdo con los militares de revelar la presencia del Che pero no hacer pública esta información de colaboración de su parte (O´Donnell, 2003, 446-447). El Che mismo el 30 de Junio en su diario pone en duda su resistencia, agregando más dudas a la posición de Debray:

“…dijo que el Ejército se estaba enfrentando a guerrilleros perfectamente entrenados …. Se basa en las declaraciones de Debray que, parece, habló más de lo necesario aunque no podemos saber qué implicaciones tiene esto, ni cuáles fueron las circunstancias en que dijo lo que haya dicho” (Guevara, 1989, 266)


a.-Imagen extraída de la película. b.- imagen realizada por Bustos (Saucedo Parada, s/f, 51)


La polémica de quien de los dos traicionó al Che, pierde sentido cuando se sabe que el ejército boliviano ya tenía plena certeza de su presencia, no sólo por otros desertores de la guerrilla previamente capturados (Cupull, González, 1992, 96-98), sino por el material de la guerrilla encontrado por el ejército con anterioridad.

Para finalizar, es necesario destacar que la película en sí es de calidad por lo que merece ser vista, aunque no es simplemente una adaptación a la cual puedan serle permisivas estas posiciones mínimamente polémicas. El adoptar para sí la lectura sistemática de la traición como eje en torno al cual gira la explicación de la acción y el resultado de la guerrilla en Bolivia, cargar las tintas en terceros, en un “otro” externo a la propia preparación, organización, desarrollo y a la propia concepción del proyecto, obstruye cualquier capacidad de conocimiento real y efectivo de los acontecimientos concretos[u4] . Por tanto, esta forma imposibilita el entendimiento de lo que le sucedió a la guerrilla del ELN en Bolivia y de las determinaciones reales que posibiliten así su crítica.

Diego Cano

25/01/2009

Politólogo,

docente sociología y ciencia política UBA-,

y ciencias económicas–USAL-

Y en sitio Che Bolivia: http://www.chebolivia.org/index.php?option=com_content&view=article&id=115:critica-a-iche-guerrilla-diego-cano&catid=1:latest-news

Bibliografía

Anderson, Jon Lee, Che Guevara, una vida revolucionaria, Ed. Anagrama, Barcelona. 2006

Cupull, Adys; González, Froilán, De Ñacahuasú a la higuera, Ed. Política. La Habana, 1989

Cupull, Adys; González, Froilán, La CIA contra el Che, Ed. Política. La Habana, 1992

Bustos, Ciro, El Che quiere verte, la historia jamás contada del Che. Ed. Vergara, 2007

Garcés, María del Carmen, La guerrilla de Ernesto Che Guevara en Bolivia, antecedentes, preparativos, acciones, discursos, declaraciones, proclamas, testimonios, entrevistas, diarios. Ed. Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 2007

Guevara, Ernesto, El diario del Che en Bolivia, Ilustrado. Ed. Política, Edición a cargo de Adys Cupull, y Froilán González, La Habana, 2000

Longoni, Ana, Traiciones, La figura del traidor en los relatos acerca de los sobrevivientes de la represión. Ed. Grupo Norma. Argentina 2007

O´Donnell, Pacho, La vida por un mundo mejor Che, Ed. Sudamericana, Argentina, 2003

Prado Salmon, Gary, Como capture al Che, Ed B. Bolivia, 1987

Rodriguez, Felix y Weisman, John Shadow warrior, the CIA hero of a hundred unknown battles, Ed. Simon & Schuster, New York, 1989

Sacrificio– Who betrayed Che Guevara?”, película, dirigida por Erik Gandini and Tarik Saleh, 2001

Saucedo Parada, Arnaldo, No disparen…soy el Che, Ed. Oriente, Bolivia, s/f

Soria Galvarro, Carlos, El Che en Bolivia, documentos y testimonios, Ed. La Razón, La Paz, septiembre de 2005. Cinco Tomos.

Ustariz Arze, Reginaldo, Vida, muerte y resurrección del Che, Ed. Brasbol, Cochabamba, Bolivia, 2002

Vázquez Viaña, Humberto, Una guerrilla para el Che, Historia de la guerrilla del Che en Bolivia, antecedentes, Ed. R. B., Santa Cruz de la Sierra, 2000 (Hay nueva edición Ed. El País, Santa Cruz de la Sierra, 2008)

Vázquez Viaña, Humberto, entrevistas, agosto y septiembre, 2002

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