martes, 11 de mayo de 2010

La reproducción simple El Capital Marx


La reproducción simple, interpretación sintética del capítulo 21 de El Capital [1]

El capítulo comienza señalando que son las mismas condiciones las de la producción así como las de la reproducción, y que toda sociedad, para mantener —como mínimo— la propia escala, tiene que remplazar lo consumido en un periodo determinado.

La reiteración del proceso en la misma escala, Marx la llama reproducción simple, donde el capitalista consume el plusvalor extraído en ese periodo para su propio consumo.

Señala Marx:

“... la reproducción no se opone de manifiesto más que como medio de reproducir como capital el valor adelantado, es decir, como valor que se valoriza a sí mismo. De ahí que la máscara económica [ökonomische Charaktermaske, la personificación económica[2]] que caracteriza al capitalista sólo se adhiere [hängt, cuelga] a un hombre porque su dinero funciona continuamente como capital.” (pág. 696)[3]

Marx destaca que esta simple repetición nos pone enfrente de ciertas características del proceso que antes no se nos develaban:

“… Ahora bien, aunque ésta es meramente la reiteración del proceso de producción en la misma escala, esa mera repetición o continuidad imprime al proceso ciertas características nuevas o, más bien, disuelve las características aparentes ostentadas por el proceso cuando sólo transcurría de manera aislada.” (pág. 696)


Marx presenta esto como una afirmación que desplegará a lo largo del capítulo, por lo que sería pertinente preguntarse: ¿Qué es lo que antes se nos presentaba de una forma, y por qué ahora se presenta de otra?

Resalta Marx:

“… que la introducción al proceso de producción es la compra de la fuerza de trabajo por un tiempo determinado, y dicha introducción se renueva constantemente no bien vence el plazo de venta del trabajo, cerrándose, con ello, determinado período de producción” (pág. 696)

Una primera respuesta se presenta, inmediatamente, en la forma dineraria, la cual media en el proceso de compraventa de la fuerza de trabajo. Esta también encubre que se trata de una parte del producto reproducido constantemente por el obrero que fluye a sus manos bajo la forma del salario.

“El capitalista, sin duda, le paga en dinero el valor de la mercancía. Pero este dinero no es más que la forma transmutada [verwandelte, transformada][4] del producto del trabajo, o más bien, una parte de dicho producto.” (pág. 697)

La “ilusión” que produce la forma dineraria, se desvanece cuando, en vez de mirar el proceso aislado de un comprador de fuerza de trabajo y de su vendedor, se mira el proceso de conjunto.

“La ilusión [Illusion] generada por la forma dineraria se desvanece de inmediato, no bien tomamos en consideración no al capitalista individual y al obrero individual, sino a la clase capitalista y a la clase obrera.” (pág. 697)

Esto plantea un punto de significativa importancia en la exposición. Esto es que antes, en el desarrollo del proceso de producción, Marx presentaba al obrero y al capitalista de manera aislada e independiente. Ahora el fluir constante del proceso nos muestra la unidad de aquello que antes estaba separado. Esta reproducción, por tanto, nos muestra que el capital variable no es más que una forma en la que se manifiesta “el fondo de medios de subsistencia” para la reproducción del obrero. Lo que habíamos visto que se alejaba del obrero bajo la forma de capital retorna ahora a este como medio de pago. Sobre esta base, podría decirse —tal vez anticipadamente— que bajo la forma jurídica de una propiedad mercantil encierra su contrario: un contenido de apropiación sin equivalente. Es la unidad del movimiento la que nos revela el contenido.

Al mostrar que el capital variable es la forma en la que, en esta sociedad, se expresa ese fondo, no hace más que destacar que este aparece bajo otras formas en otras formas de sociedad. Por eso, de inmediato, Marx señala la forma en que aparece con el campesino, que realiza a prestaciones personales serviles, quien reproduce constantemente sus medios de subsistencia. Pero destacando la centralidad de esta diferencia de forma, donde en cambio la forma asalariada de su trabajo reviste el carácter de:

“… forma de trabajo voluntario y pago [die Form freiwilliger und bezahlter Arbeit].” (pág. 696)

Asimismo, es menester señalar algo que, más adelante, aparecerá con más fuerza, y esto es que, en este capítulo, Marx insiste en poner —se podría decir exteriormente— la comparación con otras formas de organización social. Las interpretaciones de este capítulo, en general, hacen énfasis sobre esto, y señalan que la forma es una simple “ilusión”. Este término es incluso —como vimos— usado por Marx. Sin embargo, veremos, plenamente desarrollado en el capítulo siguiente (cap. 22), que esa unidad de esta forma y ese contenido se muestran como lo especifico de este modo de organización social de la vida humana.

Así Marx marca cómo, examinando el proceso en su fluencia constante, el capital variable pierde el carácter de capital propio del capitalista. Haciendo solo mención a algo que Marx desarrollará en el capítulo 24, él señala -de manera graciosa- que hasta puede ser verosímil que el capitalista haya acumulado, en principio, sobre la base de su propio trabajo, más allá de apropiarse de trabajo ajeno impago. ¿Cómo? Lo desarrolla de una manera formal a través de un ejemplo numérico. Si el capitalista tiene 1000 pesos y su plusvalor es de 200 pesos en una rotación, al cabo de cinco periodos no le quedó nada de su capital originario, ya que se lo gastó todo como fondo de su propio consumo. Por tanto, todo el capital termina siendo apropiación de trabajo ajeno impago [3][5].

“… la mera continuidad del proceso de producción, o la reproducción simple, al cabo de un período más breve o más dilatado transforma necesariamente todo capital en capital acumulado o plusvalor capitalizado. Aun cuando al ingresar al proceso de producción ese capital fuese propiedad adquirida a fuerza de trabajo personal por su empleador, tarde o temprano se convierte en valor apropiado sin equivalente, en concreción material, ya sea en forma dineraria o de otro tipo, de trabajo ajeno impago.” (pág. 700)

Todo capital es trabajo ajeno impago. Pero ¿Cómo? ¿No regía la propiedad individual? Nuevamente, bajo una forma, su contenido es todo lo contrario. En este punto, Marx destaca lo que ya se expuso en el capítulo cuarto, la necesidad de la existencia del enfrentamiento, oposición, del poseedor de valor y el poseedor de la sustancia [substanz] creadora de valor.

“La escisión entre el producto de trabajo y el trabajo mismo, entre las condiciones objetivas del trabajo y la fuerza de trabajo subjetiva, era pues el fundamento[6], efectivamente dado, el punto de partida, del proceso capitalista de producción. Su mera continuidad, o la reproducción simple, reproduce y perpetúa ese punto de partida del proceso como resultado del mismo. El proceso de producción transforma continuamente el dinero en capital, los medios de producción en medios de valorización. Por otra parte, el obrero sale del proceso de producción, constantemente, tal como entró en él.” (pág. 701)

La reproducción del proceso muestra que encierra la reproducción de esas mismas condiciones de escisión entre el productor y el capitalista.

Aquí el lector podría pensar que, la exposición realizada por Marx, se preguntase qué quedó de las cuatro cosas ([1] la libertad, [2] la igualdad, [3] la propiedad y [4] el interés personal) que imperaban en el proceso de circulación al final del capítulo cuarto.

Ya en los capítulos 7 y 8 se plantea que la igualdad, bajo la forma de un cambio de equivalentes —o iguales—, se imponía la explotación. El arrancarle una parte de su propio producto bajo la forma de la igualdad de la transacción. Porque cambia su fuerza de trabajo como un equivalente es explotado.

Marx desarrolla, entonces, el consumo individual del obrero que —adelantándome— mostrará que su libertad e interés personal no son más que la forma de expresión de una necesidad del capital.

“El consumo del obrero es de naturaleza dual. En la producción misma consume por su trabajo medios de producción y los transforma en productos de valor mayor que el del capital adelantado. Es éste su consumo productivo. Dicho consumo es, al mismo tiempo, consumo de su fuerza de trabajo por el capitalista que la ha comprado. Por otra parte, el obrero gasta en medios de subsistencia el dinero pagado por la compra de la fuerza de trabajo: éste es su consumo individual. El consumo productivo y el consumo individual del obrero difieren, pues, de manera total. En el primer caso el obrero actúa como fuerza motriz del capital y pertenece al capitalista; en el segundo, se pertenece a sí mismo y ejecuta funciones vitales al margen del proceso de producción. El resultado de uno de esos consumos es la vida del capitalista, el del otro es la vida del obrero mismo". (págs. 702 y 703)

Visto así, no habría mayor expresión de la libertad que el consumo del trabajador al margen —o por fuera [außerhalb]— del proceso productivo del obrero[7]. Y ahí, casi de inmediato, Marx destaca que esto ocurre solo considerando el proceso de manera aislada. Al presentarse, en la reproducción simple, el proceso en su fluencia, el consumo del trabajador es solo un momento[8] de la reproducción del capital mismo.

“Pero si no se examina el proceso aislado de producción de la mercancía, sino el proceso capitalista de producción en su fluencia interconexa [in seinem Zusammenhänganden Fluß, en su flujo vinculante[9]] y, en su escala social, el consumo individual del obrero sigue siendo también un elemento [eine Moment, un momento[10]] de la producción y reproducción del capital, ya se efectúe dentro o fuera del taller, de la fábrica, etc., dentro o fuera del proceso laboral; exactamente, al igual que lo que ocurre con la limpieza de la máquina, ya se efectúe dicha limpieza durante el proceso de trabajo o en determinadas pausas del mismo.” (págs. 703 y 704).

Un momento de la reproducción del capital, aunque no esté dicho estrictamente en estos términos, muestra que el capital es el sujeto de la vida social. Ni siquiera lo más inmediato que se presenta a la conciencia en el modo de producción capitalista, la necesidad del estómago o de la fantasía, son meras expresiones del proceso del capital como un todo reproduciéndose.

“Mediante la conversión de una parte del capital en fuerza de trabajo, el capitalista mata dos pájaros de un tiro. Transforma una parte de su capital en capital variable y valoriza así su capital global. Incorpora la fuerza de trabajo a sus medios de producción. Consume productivamente la fuerza de trabajo al hacer que el obrero, mediante su trabajo, consuma productivamente los medios de producción. Por otra parte, los medios de subsistencia, o sea la parte del capital enajenada a los obreros, se transforman en músculos, nervios, huesos, cerebro, etc., de obreros.” (págs. 704 y 705)

Marx presenta cómo el capitalista sólo vela porque este consumo individual se reduzca a lo “necesario”. Como diciendo: ni siquiera tiene que intervenir en determinar cuál debe ser el consumo obrero; sólo vela porque se realice lo necesario cuando se aleja de esta norma.

“En efecto: el consumo individual del obrero es improductivo para él mismo, puesto que únicamente reproduce al individuo lleno de necesidades, es productivo para el capitalista y el estado[11], puesto que es producción de la fuerza que produce la riqueza ajena”. (pág. 705)

Reproducir al individuo lleno de necesidades es productivo en tanto y en cuanto su capacidad de trabajo produzca riqueza ajena. Bajo las apariencias del capítulo cuarto, donde el obrero persigue su interés personal, lo que encierra es que satisface una necesidad del capital [4] o, puesto directamente como lo dice Marx, el obrero como atributo del capital:

“Desde el punto de vista social, la clase obrera, también cuando está fuera del proceso laboral directo es un accesorio [zubehör, accesorio, atributo[12] en la traducción de Roces, FCE] del capital, a igual título que el instrumento inanimado de trabajo. Incluso su consumo individual no es, dentro de ciertos límites, más que un factor del proceso de reproducción del capital. … cuida de que los obreros reaparezcan constantemente en el mercado de trabajo. El esclavo romano estaba sujeto [gebunden, unido, ligado][13] por cadenas a su propietario; el asalariado lo está por hilos invisibles[14]. El cambio constante de patrón individual y la fictio juris [ficción jurídica] del contrato, mantienen en pie la apariencia de que el asalariado es independiente.” (pág. 706)

Una vez más, aparece la comparación con otros modos de organización de la vida social, lo cual reforzaría el carácter de supuesta sujeción externa. Esta metáfora de Marx ha sido muy utilizada en otras interpretaciones —como se señaló anteriormente— con el sentido de una dominación puesta exterior por sobre el obrero, la idea de cadena.

El más evidente es Carlo Cafiero, quien realizó una síntesis de El Capital contemporánea a Marx, y, en su síntesis del capítulo veintiuno, dice:

“El esclavo, el siervo y el obrero trabajan los tres en parte para producir lo necesario a su manutención y en parte para beneficio de su amo. Representa tres formas diversas de la misma cadena de sujeción y de explotación.” (pág. 67, Cafiero, 1978)

Con esta idea de la misma cadena en diferentes modos de producción, se borra la especificidad de la forma de “instrumentos de producción autoconscientes”, que son los obreros libres que realizan su trabajo de forma voluntaria [freiwilliger], tal como se presenta en el modo de producción capitalista. Es decir, borra la forma para quedarse con el contenido, y se pierde la especificidad de la unidad del proceso.

Otra explicación que también borra las formas que imperan en la circulación de mercancías, pero de manera diferente, es la del resumen más conocido de Gabriel Deville:

“… su esclavitud económica se oculta bajo la renovación continua de este acto de venta por el engaño del contrato libre por el cambio de dueños individuales y por las oscilaciones de los precios que el trabajo obtiene en el mercado” (pág. 155, Deville, 2007)

En este caso, la forma también sostiene solo el contenido, donde el obrero es un factor del proceso de reproducción del capital, pero la forma en la que efectivamente se realiza en la circulación —imperando libertad, la igualdad, la propiedad y el interés personal— quedan como simple “engaño”, del cual parecería brotar un simple darse cuenta para que el obrero encierre la potencialidad de transformarlo. Lo mismo aparece en Anastasio Mansilla, para quien el simple “cobrar conciencia del antagonismo ayuda al proletariado a alzarse en la lucha” (pág. 24, Mansilla, 1965).

Hasta el mismísimo Manual de Economía Política de la URSS, parece encontrar el contenido de mera apariencia de la libertad que impera en la circulación de mercancías, aunque se queda en la forma de una conciencia y voluntad libre destacando el encadenamiento del obrero:

“El obrero, ya antes de haber vendido su fuerza de trabajo a uno u otro patrono, pertenece al capitalista colectivo, es decir, a la clase capitalista en su conjunto. Cuando un proletario cambia de trabajo, cambia, simplemente, a un explotador por otro. El obrero se halla encadenado para toda la vida al carro del capital” (pág. 138, Manual de de Economía Política de la URSS, 1958)

Solo con la intención de provocar, es el “renegado” Kautsky quien plantea en su resumen de El Capital lo que se expone en este capítulo:

“El sistema de producción capitalista es tan poderoso que por lo general sus leyes se cumplen como leyes económicas ineludibles, sin necesidad del apoyo político. El trabajador está atado al capital con invisibles cadenas, y encuentra al capital donde quiera que se dirija”. (pág. 176, Kautsky, 1974).

Sin embargo, Kautsky pareciera olvidarse de la forma concreta en que esas leyes se cumplen. Tanto el velar del capitalista por un determinado nivel de consumo obrero, así como el estado —en la mención de Malthus señalada en la nota 11—, así como en el ejemplo concreto señalado a continuación, la intervención del estado es más amplia. La política parece mostrarse como la forma concreta, práctica, en la que esas leyes terminan efectivamente realizándose. Y no “sin necesidad” de su apoyo, como destaca Kautsky.

Marx después pone una forma concreta en la cual antes el capital velaba por su “derecho de propiedad sobre el obrero libre”, presentando una discusión entre Edmund Potter y el diario londinense Times de 1863 sobre la limitación de movilidad del obrero de emigrar hacia los Estados Unidos en plena crisis algodonera justamente por la guerra civil en ese país, reforzando el carácter de “título de propiedad del capital sobre la fuerza de trabajo” (pág.707, y ver anexo copia de las notas originales, diario Times)

En el medio Marx menciona que no es solo la reproducción de sí mismo, sino de la prole.

“La reproducción de la clase obrera implica, a la vez, que la destreza se trasmita y acumule de una generación a otra.” (pág. 706)

En conclusión, es claro que el proceso capitalista perpetúa la explotación del obrero. Por tanto, no tiene otra opción que salir permanentemente a vender su fuerza de trabajo a algún capital porque ha consumido todo lo que tenía. Como cualquier poseedor de mercancías no tiene más remedio que venderla. En la apariencia de la libertad de elegir a quien se la venda, se ve obligado a seguir vendiéndola al capital social como un todo [1].

“El proceso capitalista de producción, pues, reproduce por su propio desenvolvimiento la escisión entre fuerza de trabajo y condiciones de trabajo. Reproduce y perpetúa, con ello, las condiciones de explotación del obrero. Lo obliga, de manera constante, a vender su fuerza de trabajo para vivir, y constantemente pone al capitalista en condiciones de comprarla para enriquecerse. Ya no es una casualidad que el capitalista y el obrero se enfrenten en el mercado como comprador y vendedor. Es el doble recurso del propio proceso lo que incesantemente vuelve a arrojar al uno en el mercado, como vendedor de su fuerza de trabajo, y transforma siempre su propio producto en el medio de compra del otro. En realidad [In der Tat, En la práctica[15]], el obrero pertenece al capital aun antes de venderse al capitalista. Su servidumbre económica está a la vez mediada y encubierta por la renovación periódica de la venta de sí mismo, por el cambio de su patrón individual y la oscilación que experimenta en el mercado el precio del trabajo.

El proceso capitalista de producción, considerado en su interdependencia [Zusammenhang, conexión, contexto, continuidad] o como proceso de reproducción, pues, no sólo produce mercancías, no sólo produce plusvalor, sino que produce y reproduce la relación capitalista misma: por un lado el capitalista, por la otra el asalariado.” (págs. 711 y 712).

La apariencia es que queda todavía sin resolver qué impera la propiedad privada fundada en el propio trabajo, que el capitalista obtuvo su capital de su trabajo personal, y le paga el valor de la fuerza de trabajo con el producto de su propio producto de trabajo. En parte esto ya se develo en este capítulo, sin embargo plenamente desarrollada la transformación de las leyes de propiedad mercantil se transforman en leyes de apropiación capitalista se encuentra en el capitulo siguiente.

Bibliografia

Cafiero, Carlo, El Capital, al alcance de todos, Ediciones Jucar. España. 1977

Deville, Gabriel, El Capital, Karl Marx, Editorial Claridad, 2007

Ehrbar Hans G. Annotations to Karl Marx’s ‘Capital’ Class Edition, January 2008, en http://www.econ.utah.edu/~ehrbar/akmc.pdf

Iñigo Carrera, Juan, El Capital: razón histórica, sujeto revolucionario y conciencia. Imago Mundi Editores, 2008

Manual de de Economía Politica de la URSS. Editorial Cartago. Buenos Aires. 3 de enero de 1958

Mansilla, Anastasio, Comentarios a la sección séptima del Tomo 1 de El Capital. Editorial Ciencias Sociales. Cuba. 1965

Marx, El Capital, Tomo 1, Vol. 2. Siglo XXI, Buenos Aires. Vigésima edición 1999

Marx, El Capital, FCE, Mexico. Cuarta edición. 1966

Kautsky, Karl, El pensamiento económico de Carlos Marx. Distribuidora Baires, 1974

Rosenberg, David, Comentarios a los tres tomos de El Capital, Tomo 1, Ediciones Quinto Sol. México. 1985



[1] Diego Cano. 12-06-09

[2] Es importante resaltar alguna posible discusión sobre el carácter de máscara y personificación, según la traducción de Charaktermaske en Siglo XXI Editores (en adelante Siglo XXI) como máscara, y la que sostengo como personificación, aunque ésta sea evidentemente no literal de lo expresado por Marx. La traducción de Siglo XXI no respeta el original, ya que solo lo traduce como máscara (lo mismo hace FCE). Por otro lado, la palabra Charakter no solo refiere a carácter en castellano, sino también a un posible personaje de un actor de teatro. Además, la regla para palabras compuestas es traducir desde atrás hacia adelante: máscara del carácter. Sin embargo, siguiendo este ejercicio de traducción, entiendo que Marx resalta con esto el papel que le cabe jugar activamente expresando cierta determinación y haciendo énfasis en la mediación de la voluntad individual como manifestación de un contenido que veremos en este capítulo. Por esto me parece que sería más ajustado traducirlo como personificación, y no simplemente como máscara, donde se haría hincapié en la apariencia de una supuesta esencialidad humana fuera de toda forma.

[3] Los textos entre corchetes, en el medio de las citas, son agregados míos de traducción y comentarios de referencia. Los números de página corresponden a la edición de Siglo XXI, excepto que esté aclarado.

[4] Es interesante destacar la confusión que genera la traducción de Siglo XXI cuando a un mismo término en alemán lo denomina de tres diversas formas en una página (pág. 697). El término en alemán verwandeln, que significa transformación, se traduce como transformación, transmutación o reconversión. En Fondo de Cultura (W.Roces) se traduce, en uno de los casos, como transfiguración.

[5] Los números corresponden a las apariencias del proceso de circulación al finalizar del capítulo cuarto, que irán develándose en este. Se numera cada una de ellas cuando se expone su contenido contrario a dicha forma, en este caso, un aspecto de la propiedad.

[6] Aunque sin saber exactamente a qué se refiere Marx cuando habla de fundamento [Grund], entiendo que es un planteo similar a lo expuesto en Hegel, donde el fundamento es la unidad de la identidad y la diferencia. “El fundamento es la esencia, que es su negatividad es idéntica consigo misma.” (pág. 394). Y más adelante: “El fundamento tiene un contenido determinado. La determinación del contenido, como ya se concluyó, constituye la base para la forma; es lo simple inmediato frente a la mediación de la forma” (pág. 40, Ciencia de la Lógica, G.W.F. Hegel. 2ª edición, 1968, Ediciones Solar).

[7] Al iniciar el capítulo uno Marx nos decía: “La naturaleza de esas necesidades, el que se originen, por ejemplo, en el estómago o en la fantasía, en nada modifica el problema”. (pág. 44)

[8] Entiendo que Marx utiliza el “concepto” de momento en un estricto uso de término técnico de la filosofía hegeliana. Momento es un paso, una mediación, en el devenir de algo; no es el sujeto de lo que se expone. No es lo que pone en movimiento la cosa. Es solo un momento en el despliegue de la cosa misma.

[9] La palabra “interconexa”, propuesta por Siglo XXI, no aparece en el original de la segunda edición alemana de El Capital. Esto es importante porque el interconectar algo es entender ese algo previamente separado, cuando justamente Marx resalta todo lo contrario: la unidad del capital y el consumo obrero no como cosas externas puestas en relación por el autor o lector, sino en el fluir de la reproducción del capital mismo donde una (el consumo obrero) es un momento de la otra (el capital).

[10] Siglo XXI traduce lo que aparece en el original alemán tres veces como momento [eine Moment], dos veces como elemento (págs. 704 y 705), y una tercera vez como factor (pág. 706). Así, no solo son poco rigurosos en traducir una misma palabra de una misma manera, sino que le quitan el sentido y, peor, el contenido que Marx expresa en este capítulo.

[11] La mención al estado aquí está un tanto fuera de lugar a mi entender. Una posible explicación podría ser entendiéndose al estado como el representante del capital social, sin embargo no está explícitamente dicho en este sentido. Parece más verosímil que sea un correlato de la cita a continuación de Malthus, donde menciona al estado, y a Marx al estar criticando a los ideólogos del capitalista hace uso de la misma forma de expresión que en principio no se enfrenta a lo que está desarrollado acá. La cita de Malthus es la siguiente: "El único consumo productivo propiamente dicho es el consumo o destrucción de riqueza" (se alude aquí al consumo de los medios de producción) "por los capitalistas con vistas a la reproducción... El obrero... es un consumidor productivo para la persona que lo emplea y para el estado, pero, estrictamente hablando, no lo es para sí mismo." (Malthus, "Definitions...", página 30.)” (pág. 705). Refiere a libro de Malthus Definitions in Political Economy.

[12] Según la primera acepción del diccionario de la Real Academia (RAE): atributo. (Del lat. attribūtum). 1. m. Cada una de las cualidades o propiedades de un ser.

[13] La traducción de gebunden como sujeto (sujeción) tanto de Siglo XXI como de FCE, refuerza la idea de exterioridad expresada en las interpretaciones que se desarrollan a continuación.

[14] En la edición alemana esta frase aparece así: “Der römische Sklave war durch Ketten, der Lohnarbeiter ist durch unsichtbare Fäden an seinen Eigentümer gebunden” (pág. 599, Werke, Band 23, Das Kapital, Buch 1, Ed. 2005)

[15] In der Tat en el original de la edición alemana, deriva de tun/machen “hacer” y no de “realidad”. El término realidad distorsiona lo planteado entre forma y contenido, donde ambos son realidades. No es que solo ahora s esta en presencia de la realidad. Es más claro y fiel en la práctica porque se avanza de formas más abstractas a formas concretas, tan reales como las otras, que se ponen en práctica de manera concreta.

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