sábado, 2 de octubre de 2010

EL CHE HOY









EL CHE HOY

Después de recorrer paramos, pueblos y barrios populares en ciudades de Ecuador y Bolivia, se puede constatar que poco o nada ha cambiado.

Mejoras importantes en la red vial, puentes en construcción, viviendas para la población campesina no han sido suficientes para transformar una situación de atraso y pobreza acumulados en 500 años de dominación colonial, neocolonial e imperialista.

En la década del sesenta, Ernesto Che Guevara planteaba la necesidad de la formación de un frente común de los pueblos explotados de Asia, África y América Latina, como único medio de vencer -por la vía armada- a sus explotadores ancestrales.

Si bien debemos reconocer que no es lo mismo un Gonzalo Sánchez de Losada que un Evo Morales (en el caso de Bolivia) o un Álvaro Novoa que un Rafael Correa (en el caso de Ecuador), las estructuras socioeconómicas que originaron la lucha de Ernesto Che Guevara siguen intactas.

Nuevas leyes de Hidrocarburos y Minería; nuevas leyes de Educación y Cultura; elementos revolucionarios en las dos Nuevas Constituciones de los países mencionados (declaración de Estado multinacional y pluricultural, declaración de las lenguas -Quichua y Shuar- como oficiales dentro de los territorios en que estas se hablan); un inédito interés en fomentar la unidad de Latinoamérica que se refleja en las constantes reuniones de presidentes del Continente… Todas estas cosas nos hablan de una época distinta, de algo mejor si la comparamos con la nefasta situación vivida en décadas anteriores -dictaduras militares, menemismo, dominio absoluto del llamado neoliberalismo-; pero como las relaciones de explotación externa e interna no han cambiado, las relaciones supra estructurales tampoco se han modificado: Fuerzas Armadas y Policía, Iglesia e instituciones educativas, estructuras del poder judicial, papel de las corporaciones transnacionales en la economía… mantienen intactas sus formas de organización y de relaciones de poder, por no mencionar la instrucción que reciben y fomentan: por la continuación de la dominación externa y de la dependencia.

El Che se planteaba fundamentalmente la necesidad de desarrollar la lucha a nivel continental, con el objetivo de lograr la segunda y definitiva independencia.

Pero la fuerza de Guevara hoy, su presencia constante en la conciencia y el imaginario de la población latinoamericana (jóvenes y mayores, campesinos y habitantes de las ciudades, militantes de partidos tradicionales y población en general), tiene que ver más con el compromiso social que con la lucha armada.

Lo que hace que el Che esté en todas las remeras, en paredes y banderas; y que haya motivado una infinidad de estudios históricos y biográficos por parte de intelectuales y escritores de una amplia gama de posiciones políticas e intereses, no es su relación con la lucha armada.

Sucede si, que la relación con la lucha armada pone de relieve la autenticidad de ese compromiso, que fuera de esa forma de lucha siempre estaría desdibujado , menos patente.

Sin embargo, lo que los jóvenes -y la población en general en todas partes del mundo- aplauden en la imagen del guerrillero es la profundidad del compromiso con las ideas al punto de convertirse en profesión; es decir, de dedicarle la vida.

Poco tiene esto que ver con la pertenencia a un partido político o a una organización de cualquier tipo, pues el compromiso es ante todo una actitud personal: la de asumir una responsabilidad respecto a la necesidad de cambios sociales revolucionarios y el lugar que damos a esa responsabilidad en nuestra jerarquía de valores, en nuestra vida cotidiana.

*

Tratar de entender esta etapa reciente de nuestra historia nos deja infinitas enseñanzas.

Sepamos descifrar los mensajes que nos dejaron:

El mensaje del guerrillero cubano Alberto Fernández Montes de Oca, escribiendo en una página de su diario “hoy liberé una mariposa”.

El mensaje del guerrillero cubano Rolando, lanzándose a las aguas torrentosas del Río Grande para salvar a un compañero.

Del dirigente minero boliviano Moisés Guevara, aceptando las condiciones que le imponía el Che “con gran sencillez”.

De Raúl, boliviano, perdiendo la vida al cubrir con su cuerpo el cuerpo malherido de Ricardo, guerrillero cubano, en el combate del 30 de julio.

Del campesino Serapio, muriendo acribillado al alertar a sus compañeros para que no cayeran en una emboscada.

De Tania, la guerrillera germano-argentina, caminando por la selva con los pies llenos de pus y llagas.

El mensaje del médico boliviano Freddy Maimura y su silencio cuando fue hecho prisionero, luego de la emboscada de Vado del Yeso, el 31 de Agosto.

De José Restituto Cabrera Flores, médico peruano, quien herido y hambriento deambuló días por la selva en busca de sus compañeros.

De Pablito, boliviano y el revolucionario más joven de la guerrilla (tenía 22 años), mostrándose “firme y decidido de Patria o Muerte y hasta donde se llegue”.

Del minero boliviano Simón Cuba, tratando de sacar al Che Guevara herido en el combate de la Quebrada del Yuro; haciendo realidad aquellos versos que años atrás escribiera Ernesto Guevara de la Serna:

Sé que el día del combate a muerte

Hombres del pueblo apoyarán mis hombros.

Que si no veo la total victoria

De la causa por la que lucha el pueblo,

Será por que caí en la brega

Por llevar la idea

Hasta su fin supremo…

María del Carmen Garcés.

La Paz, 11 de septiembre de 2010.

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