viernes, 4 de febrero de 2011

Clandestinidad y política. Un libro de Gustavo Dessal


Clandestinidad y política. Un libro de Gustavo Dessal

La lectura del libro Clandestinidad de Gustavo Dessal fue atrapante. Se lee de un tirón, fluido y duro a la vez, es una novela cruda de los procesos subjetivos que llevan a su personaje principal a ser un torturador. Aunque en mi abordaje al libro, derivado del título, esperaba que surgieran ideas respecto al pasaje a la clandestinidad —la ilegalidad y secreto— de la militancia en los setentas, encontré un complejo y enrevesado desarrollo de la subjetividad de una persona que forma parte de un grupo de tareas responsable de secuestros, torturas y desaparición de personas en la dictadura asesina de la Argentina. Si el autor se propuso darse una explicación —en clave de relato de novela— del porque un ser humano puede llegar a realizar semejantes actos, Clandestinidad los responde de manera contundente. El foco esta puesto en el proceso interior, secreto con respecto a él mismo, clandestino según el autor, que lo lleva a que su propia vida le sea ajena, a su “pozo de deseos muertos (pág. 66 y 106)” donde “jamás nada atrajo su atención (pág. 85)”. Tan clandestino es este personaje que Dessal hábilmente nunca le pone nombre propio haciendo que para el lector sea un anónimo, un secreto. El personaje entiende su propia acción, y el mundo en el cual ella se expresa, como una simple circunstancia. Su media sordera; sus miedos respecto que se haga público ese secreto tan suyo; la ausencia de un padre borracho; una madre que no comprende sus miedos; su humillación frente a ese miedo de alguien que supo sacar ventaja; y, la falta de posibilidad de vengar esa humillación, son las mediaciones necesarias para llevarlo a su profunda "clandestinidad" interior. Sin embargo entiendo que esta misma ajenidad, claramente plasmada en la novela, borra el proceso objetivo que en ella se expresa. Por tanto, no da respuesta al porque este tipo de gente tuvo la fuerza que supo tener en determinados momentos y, en otros, es solamente algo marginal a la historia. La novela al centrarse de manera exclusiva en la subjetividad, da una explicación ajena a la política, al momento histórico concreto que se da esa misma singularidad particular. Consideremos estas afirmaciones un poco más de cerca.

La novela comienza con firmeza por una contradicción. El personaje central trata de darle a su propia hija una explicación de porque no prospero su noviazgo con una militante en los años setenta. El autor apela a una cierta descripción caricaturesca entre la militante culta y preocupada por el “coyuntura (pág.14)” política, y el personaje principal no entendiendo en ningún momento esas preocupaciones. Ambos personajes van separándose en el relato muy de a poco. La condición obrera del protagonista va mostrando como su propia individualidad lo pone frente a cierta condición lumpen, cada vez más degradada, mientras la cultura de su ex novia —sin clase social definida— la lleva hacia la política. Las condiciones individuales de una falta de educación, muestran con toda fortaleza lo objetivo haciéndose carne en él; pero esto nunca esta dicho de esta forma explícita. Se relata explícitamente el entramado de participación y apoyo coordinado con los grupos de tareas. Primero del ejército, después la complicidad de la polícía, y por último de la Iglesia. Ninguna mención a "empresarios". La explicación siempre implícita es que, aunque mencionadas esas instituciones, el protagonista pudo hacer lo que hizo por simple condición singular. Así entiendo, esta es la explicación que surge de la novela. Según el autor, serían las circunstancias individuales que hacen de este personaje un miembro de un grupo de tareas. Me pregunto: ¿el autor realmente piensa que toda persona con esta historia individual tiene ese destino?, ¿Dónde está para él la política que potencia esos grupos de tareas con el objetivo claro de eliminación de los “bolches (pág. 37)” más allá de las mencionadas “necesidades logísticas (pág. 97)”? Esto me parece que es el gran secreto ausente en esta novela.

De esta idea principal se desprende la dificultad de llamar "clandestino" a quien tiene el orden, la ley, la fuerza pública de su lado por más carácter individual que eso tenga. El título llama a pensar la clandestinidad inmediantamente del lado de quienes cuestionan dicho orden, pero el libro apunta para otro lado. La ex novia del protagonista le dice: me "paso a la clandestinidad (págs. 20 y 21)". Pero el libro afirma otra idea de lo clandestino. Sin caer en una descripción simplemente liberal de legalidad, de defensa simple de los derechos, una vez más está ausente en esta novela que la historia no se resuelve a través del antagonismo permanente. Digámoslo con todas las letras: en esta novela esta ausente cualquier proceso de lucha de clases. El autor desarrolla con claridad la contradicción entre lo secreto y lo público, entre la ilegalidad y la legalidad. Que no se puede ser secreto, como no se puede ser ilegal todo el tiempo, parece evidente. La misma historia individual es un gris de esta tensión reflejada interiormente. Me atrevo a poner un ejemplo. Es conocido el relato varios militantes Tupamaros, ejemplo de buen trabajo clandestino, que al caer prisioneros, detenidos, sentían un alivio inmenso. El estar todo el tiempo cambiando de casa de seguridad, contactando lo menos posible a sus compañeros y familiares, el estar permanentemente previendo el acecho policial, represor, se hace insoportable. El peso de la ley que hace cumplir su orden “libera” ese antagonismo vivido interiormente. Otra cara de esta misma circunstancia política clave es la diferencia sustancial entre la clandestinidad individual soportada por una organización, y otra la sustentada por el Estado mismo. ¿Se puede llamar de la misma forma a dos cualidades sustancialmente diferentes? Mi opinión es que no. Solo sería clandestino el estricto trabajo político que va más allá de la legalidad instituída en contra de las fuerzas represivas del Estado, y por tanto lo hace permenente secreto.

Más allá de este comentario crítico, la novela me ayudo a reflexionar como se llena el vacío de explicación con miedos. Sin historia personal, sin legado familiar, sin memoria individual, no hay historia o una explicación posible. También baña todo el libro la falta de diálogo, de la palabra, el poder no expresar, no poder pensarse a sí mismo lleva necesariamente a la ruptura, al conflicto, a la violencia, a la no política, a la imposibilidad de la política misma. Esto es lo interesantísimo de esta novela que recomiendo fuertemente.

4 comentarios:

gindij dijo...

He leído en la novela de Desal, otra situación de clandestinidad protagónica. Es aquella en la que se sumerge (a la que pasa) un represor durante los años que distan entre la Dictadura y el momento impreciso en que dialoga con su hija. ¿Pasaron 15, 25 años hasta el presente? Durante ese período de tiempo el protagonista, que había naturalizado la tortura, se integra a la sociedad desde otros roles, evitandose todo cuestionamiento hasta el que da origen al libro
Creo que ello justifica el título, aunque haya creado en vos una expectativa que aparentemente no satisfizo.
Pero, en fin, así es la literatura...
También recomiendo ampliamente esta novela, que esta destinada a perdurar.

Maulwurf dijo...

Guido, coincido con lo que señalas. Sin embargo no de decís nada respecto a lo político ausente que señalo. Discutamoslo que me parece lo interesante, ¿a vos te parecio lo mismo?
Saludos, Diego

gindij dijo...

Puede que falte, en el sentido en que el autor no se detuvo en ello. Pero, no se si eso es una falta, fijate.

No podemos leer Proust señalando que le falta acción, o Kafka, subrayando que le falta sexo, o Debord haciendo la salvedad de que no tiene personajes en conflicto.
Elegir un punto de vista, una dimensión, un género es la manera con que los autores construyen discursos personales.

No son pocos los libros recientes sobre ese período. Algunos de índole testimonial, otros tomaron la época para contar historias o desarrollar otro tipo de conflictos.
De Clandestinidad creo que vale la pena destacar que no pretende una cosmogonía. Por el contrario, es limpia, esta escrita en blanco y negro.

No "distraerse" en una dialéctica política es lo que le permite profundizar en la psicología compleja del personaje protagónico, un tipo incapaz de comprender lo que es la sociedad, la política, las clases y hasta la lucha. El bien y el mal, incluso.

Maulwurf dijo...

bueno, parece que hay una diferencia sustancial sobre la que no vamos a coincidir. ¿Digo que no hay que leerla? Todo lo contrario. Pero me sorprende tu negación de la literatura por fuera de una "cosmovisión". No entiendo sobre que base podes afirmar eso tan contudentemente. El rechazo en tu comentario que el autor tiene una posición política, me parece una posición complicada. Podemos no coincidir, pero si negas tan tajantemente esa posibilidad, no hay mucha posibilidad de diálogo de lo que vos llamas "punto de vista". Hay solo el tuyo y otros separados, no una "realidad" sobre la que se puede discutir que es, y por tanto un reconocimiento de la otra posición.
Saludos cordiales, Diego