domingo, 8 de agosto de 2010

Teoponte: ¿eco guevarista ó propia sustancialidad?











Al final de este comentario encontrarán unos links del diario Cochabambino Los Tiempos con dos artículos excelentes de Gustavo Rodríguez Ostria sobre la guerrilla en Teoponte, y otro link con esta crítica mía publicada en el mismo diario.

Gustavo ha escrito el mejor y más documentado libro sobre la guerrilla de Teoponte, el cual recomiendo su lectura la cual para nada es sustituible por estos artículos.

Sin embargo, estos artículos tienen la virtud de ser una síntesis precisa de la lectura propuesta por Gustavo de esta acción guerrillera.

Sobre esa base intentaré dar una breve crítica exterior a esta propuesta, destacando siempre el desarrollo del trabajo investigativo que contiene.

La interpretación propuesta resalta la continuidad entre las acciones de la guerrilla de Ernesto Guevara y las del E.L.N. Esta continuidad es reforzada frente a la común interpretación aislada de estos hechos. El trabajo investigativo previo demuestra como en el proyecto participaron activamente en la organización personas de otros orígenes además del boliviano. Sobre los chilenos que intervinieron en el E.L.N. la historia es bien conocida, pero lo interesante del trabajo de Gustavo son los elementos que aporta en el caso de los argentinos. Tanto “Antonio” (Ricardo Rodrigo) como Carlos Olmedo y Roberto Quieto, formaron parte del entramado de apoyo a las fuerzas del Che Guevara que quedaron truncos ante su asesinato. Ellos, especialmente, continuaron con el proyecto de abrir otro foco en Bolivia el cual comandaría Inti Peredo. Ante su muerte, y ante supuestas diferencias con la nueva dirección del Chato, decidieron abrirse. Gustavo, en los artículos, y principalmente en el libro, muestra sendas pruebas de este proyecto político regional. Este proyecto formó parte —como también esta señalado— de una larga estrategia guerrillera hacia la región promovida e impulsada desde Cuba como “un mecanismo de autodefensa” de la Isla. Esta estrategia sufrió un quiebre en 1968, y más allá que se puedan considerar los futuros intentos guerrilleros rurales y urbanos como un eco de este impulso primero, este reforzar la continuidad como explicación de por qué sucedió lo de Teoponte, pierde la propia sustancialidad de la experiencia

Si la explicación de Teoponte descansa simplemente en la estrategia cubana, este caso justo es la excepción. Ostria señala la ruptura del apoyo cubano previo “por cambios en la coyuntura política posteriores a la caída de Barrientos” y por las presiones soviéticas reales al convertirse en ese año en fuerte comprador exclusivo de caña de azúcar, casi único producto de exportación de la Isla. Lo que no menciona es que —aunque nadie lo ha demostrado— esa falta de apoyo vendría de un supuesto diálogo Ovando-Cuba de la época del Che. Más allá de la veracidad de esto, Teoponte no confirma que haya sucedido simplemente como parte de la estrategia cubana de incentivar la guerrilla en la región. El alcance, fuerza, límites, y objetivos políticos de los cubanos —obviamente no ajenos a tensiones y contradicciones en su interior—no muestra totalmente en su propia explicación interna como los movimientos guerrilleros rurales o no, tuvieron la fuerza que supieron tener en este momento histórico particular en Bolivia y en América Latina toda. Y aún más, no explica como después de la salida parcial de Cuba en el armado directo de los proyectos guerrilleros continuaron teniendo viabilidad y crecimiento constante. El caso argentino de Montoneros y el P.R.T. lo muestra contundentemente.

El E.L.N. expresó algo propio del desarrollo de la sociedad boliviana que al remarcar la continuidad se pierde en aras de criticar el foco guerrillero. Sin embargo, no caben dudas —y Gustavo lo demuestra contundentemente en su libro— que hubo, una subestimación de la experiencia ganada por el ejército boliviano después de Ñakaguazú, errores de entrenamiento, y, errores logísticos, pero más allá de esto hubo un “error” fundamental que fue el "error" de la concepción política. Una vez más Gustavo lo remarca, señalando la total “desvinculación con las masas” como divorcio con las luchas sociales.

Sin embargo, esto nos deja con la amarga sensación de que, más allá de la crítica política que se le pueda hacer a las acciones guerrilleras, queda sin explicar el por qué de su fuerza, potencialidad y capacidad política que el E.L.N. supo recabar. Quizá se le exija mucho a unas cortas notas de diario, pero así queda sin respuesta como un grupo de supuestos “apóstoles” del foco tuvieron capacidad de reclutar semejante cantidad de individuos, de muy diversos orígenes políticos y procedencias, y poner en operaciones una acción significativa por las repercusiones políticas, aunque haya sido rápida y devastadoramente derrotada. Tampoco se explica cómo después de la derrota fulminante de Teoponte el E.L.N. pareció recobrar fuerza y apoyos. Podría ser que, como foco rural que fue, haya sido simplemente un eco de la estrategia guevarista. Muchas de las pruebas recolectadas por Gustavo lo sustentan. Pero así, lo de Teoponte aparece simplemente como cayendo de un paracaídas a la sociedad boliviana.

En esta explicación falta señalar, fundamentalmente, que esta acción guerrillera ayudo a forjar las características del próximo gobierno de Juan José Torres, del cual —no casualmente— el E.L.N. portará las armas en su defensa ante el golpe de Banzer. Falta decir también, que el propio E.L.N., en base a la interacción con el P.R.T., encaró su propia crítica, posterior a 1972, intentando esta supuesta “vinculación con las masas”.

No solo tiene que verse en un arco temporal mayor la explicación de la guerrilla en América Latina, sino que tiene que penetrar en la propia necesidad que hace de ella lo que es. Acá es donde la explicación debe —por decir así— mostrar su verdad.

Una primera respuesta simplemente afirmada podría estar en las potencialidades que la región encerraba. Seguro encerraba la probabilidad de convertirse en un capital único, centralizado en única mano como en Cuba, sea por países separados, o varios en unidad. La potencia de la izquierda en la región lo demuestra. Sin embargo, también encerraba retroceder en su propio desarrollo y convertirse América latina en simple proveedor de materias primas para el mercado mundial, con una fuerza de trabajo que ni siquiera en su baratura puede ser explotada por el capital. Esta potencialidad es la que efectivamente se realiza. Cabe preguntarse, como Gustavo parece hacerlo, si la acción armada fue la acción política más potente frente a la potencialidad que efectivamente se realizó, o solo brindó los elementos para que esto mejor se realizase.

Las respuestas a estas preguntas no pueden verse simplemente como respuestas “teóricas” de las que hay que horrorizarse, refugiándose ante el espanto en el detalle histórico, y la calidad literaria de sus descripciones. Son las preguntas que nos llevan a la respuesta de qué acción hay que encarar hoy frente a las potencialidades que uno tiene enfrente cotidianamente. Si no, la explicación misma de nuestros acontecimientos históricos pierde sentido, y se convierte en simple divertimento historiográfico.

1) Teoponte: ¿eco guevarista o propia sustancialidad? 21 de Agosto de 2010

http://www.lostiempos.com/diario/opiniones/columnistas/20100821/teoponte-eco-guevarista-o-propia-sustancialidad_86028_164404.html

2) De Ñakaguazú a Teoponte: la guerrilla guevarista en Bolivia. 25 de Julio de 2010

http://www.lostiempos.com/oh/actualidad/actualidad/20100725/de-nakaguazu-a-teoponte-la-guerrilla-guevarista-en_81654_154911.html

3) Teoponte: Patria o Muerte. 1 de agosto del 2010

http://www.lostiempos.com/oh/actualidad/actualidad/20100801/teoponte-patria-o-muerte_82729_157166.html

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