En un clima en el que parece que hablamos de la lucha armada, pero poco se avanza sobre sus fundamentos y razones de ser, es más que bienvenido un nuevo libro sobre organizaciones políticas que tomaron ese camino de lucha.
“La guerrilla invisible. Historia de las Fuerzas Argentinas de Liberación (FAL)” del periodista Ariel Hendler, destaca por el profundo trabajo de investigación —basado en entrevistas a participantes directos— además de por su pulido estilo literario. Bien escrito, con una descripción clara y pormenorizada de muchas de las acciones realizadas por las FAL, este es un libro que atrapa al lector leyéndose con gusto y facilidad. Además el aporte de nueva información del período cumple por demás con el objetivo explicitado de aportar al conocimiento de episodios borrados de la memoria. Y no solamente esto, la descripción de forma unitaria desde fines de los cincuenta hasta la última dictadura militar, pone delante no simplemente elementos que ayudan a entender la historia de este grupo, sino que además, casi sin proponérselo, la investigación ilumina aspectos relevantes de la dinámica política que potencio la lucha armada.
Sin embargo, lo que tiene de interesante este libro al mismo tiempo le impone un límite, que por cierto el autor tiene presente al señalar que el libro esta “lejos de toda pretensión teórica o interpretativa” (pág. 19). La pregunta que intentaremos responder en este comentario es sí realmente se puede dar cuenta de la historia de una organización guerrillera tan relevante alejado de la “pretensión” teórica. Veámoslo en detalle.
La descripción detallada de las acciones armadas de las FAL pierde de vista la política de la organización y la dinámica general que la potencia. Estas descripciones, en algunos casos como el secuestro del Cónsul paraguayo excelentemente realizadas[1], hacen eje en las operaciones armadas realizadas explicándose así la historia de las FAL por sus acciones y no por las decisiones políticas propias del grupo. Esta poca consideración de las decisiones políticas propias de las FAL hace perder de vista el contexto político general del que de manera evidente ellas son expresión. En la descripción realizada en el libro, el porqué las FAL toman la decisión realizar cada acción en cada momento particular, en el mejor de los casos, parecería brotar de la simple evaluación propia de sus capacidades, como si fuera un problema meramente subjetivo de sus dirigentes. Pongamos un ejemplo.
El operativo de Campo de Mayo del 5 de abril de 1969 está expuesto de manera descriptiva por fuera de la dinámica de los grupos armados de la época. Todo el año 1968 y principios de 1969 fue claramente reorganizativo para todos los grupos embarcados en la lucha armada después del asesinato del Che. Si se mira de manera general todas las operaciones armadas en el periodo, son casi exclusivamente de expropiación. Ninguna es reivindicada. ¿Por qué? Porque lo que estaba en juego en ese momento particular era la competencia entre los grupos y la discusión de un agrupamiento general. Pero por sobre todo, la discusión era sobre las formas que la lucha armada debía tomar en la Argentina. Las FAL con este hecho vienen a romper con esa discusión solapada al interior de las organizaciones armadas, imponiendo una acción espectacular que no era simplemente una expropiación, sino el mostrar tener la capacidad de “tocarle el culo a los militares”, como está bien señalado en el libro. Colocándose, así, como el grupo más “jugado” en la disputa de liderazgo en esas acciones. Ni siquiera ellos eran en ese momento un grupo numeroso, ni el mejor entrenado militarmente. Porque, el libro parecería insinuarlo, aunque no lo afirma, las FAL más allá del proclamado cientificismo de las acciones, eran una agrupación con un importante grado de amateurismo[2] en su entrenamiento militar—aunque con disciplina y constancia—, que además tenían un muy bajo nivel de discusión política al interior de la organización. Por tanto esta acción, no solo los separa del resto de los grupos colocándolos en ser acusados por “fierrerista” sino que además la exposición pública de tal acción los puso en el lugar de imán de grupos fragmentados, con un nivel una similar capacidad política, que proponían como acción inmediata la lucha armada. Con lo de Campo de Mayo las FAL intentaron colocarse al frente de la lucha armada como forma de acción, priorizando políticamente este aspecto de acumular prestigio al interior de otros grupos cercanos más allá de la coordinación estratégica con otros grupos.
De esta carencia de explicación política —entiendo— se deriva el problema de la caracterización de las definiciones políticas de las FAL y de las diversas formas que fue evolucionando su accionar armado[3]. La sensación que transmite el libro es de ambigüedad. Por un lado, se señala que estaban en la línea del foquismo (pág. 41), identificando así linealmente lucha armada y foquismo, borrando cualquier diferencia y matiz significativo entre los diversos postulados en disputa en el periodo. Sino que, por otro lado, el libro parece sostener que las FAL fueran los abanderados de la propaganda armada, y que siempre se hubieran sostenido argumentativamente, y en los hechos, en esa línea. Propaganda armada en el sentido de una acción incruenta, que no produce bajas, que tiene una repercusión de clara simpatía inmediata popular, que persigue el interés de potenciar el accionar y conciencia política de las “masas”. Esta línea de propaganda armada que parecería bañar casi todas las estrategias de los grupos en el periodo 1968 y 1969, lejos esta de la definición de acciones foquistas dada en el libro, donde, por ejemplo, los "obreros abandonen la fabrica para subir al monte” (pág. 43). La dimensión que la organización tendrá de ahí en adelante, bien descripta a través de la “teoría de los afluentes”, sumado a la intensidad y tipo de operativos realizados desde mediados del ´70 cada vez cumplirán menos con la propaganda armada. Esto el libro los describe pero no lo deduce de los mismos hechos que están ahí mismo explicitados. Definitivamente el año ´69 es un año bisagra en la forma del accionar armado. No solo es en las FAL sino en todas las organizaciones. La afirmación presente en la mayoría de los textos existentes hacen hincapié en el Cordobazo, pero más allá del alza real y evidente de la lucha de clases, el porqué la mayoría de los grupos, y en este caso las FAL, abandonan “la acumulación y propaganda armada” en vista de una insurrección posterior, hacia acciones más violentas y alejadas de esta estrategia, no está explicado.
Este evidentemente no fue un proceso fácil y sin discusión. Por ejemplo el grupo Zarate que iría a sumarse a las FAL, tal como Ariel lo describe con claridad, ya señalaba antes de la ruptura en la revista teórica del PCR en 1969 lo siguiente: “La concepción cubana del foco no fue tampoco, de ninguna manera, el planteo trasnochado de un blanquismo: el foco captó a las masas antes y durante su actuar, y no solamente después. Nació precisamente como medio para crear las condiciones para el proceso revolucionario, desembocando en una guerra prolongada en su crecer como ejército popular. No fue el éxito feliz de aventureros, maduró gracias al profundo conocimiento adquirido al respecto de la idiosincrasia e la población en que se “injerto” y del terreno en que actuó, así como de las características del enemigo imperialista en ese momento” (pág. 53). La idea de acciones separadas de las masas estaba presente, queda pendiente la respuesta si las acciones posteriores cumplieron con este objetivo explicitado. Además este mismo grupo en la descripción de la “Guerrilla invisible” esta presentado como el más proclive a la acción directa, proponiendo “acelerador y metralla” (pág. 123) evidentemente en una postura alejada de la propaganda armada y de las masas.
También en este sentido al libro le falta una explicación mayor respecto a todo el grupo relacionado al proyecto del Che Guevara centrado en la Brigada Masetti. Entiendo que Ariel ha profundizado su investigación en este sentido. Es una lástima que ese desarrollo no haya quedado plasmado en este texto. Por ejemplo se menciona a Willi Tamburini como ex PCR (pág. 183) sin embargo él fue uno de lo que compusieron el grupo de gente entrenando en Cuba en 1967 en vista al proyecto continental del Che. Esto está señalado (pág. 124) aunque no explicado el porque muchos de esos grupos que formaron parte del proyecto del Che confluirán finalmente en las FAL. Además varias de las columnas se llamaron con nombres de gente de ese procedencia y vinculadas al proyecto del Che, por ejemplo la columna Inti Peredo, Benjo Cruz, y el comando Jáuregui.
La excepción en la no consideración de la dinámica política esta en la firme descripción de la dureza de los primeros atisbos de represión, contundentes, de la dictadura de Onganía. Ariel muestra con claridad como la represión acicateo a las FAL a considerar aún más el uso de la fuerza como único medio político. Proceso que por cierto estuvo presente en todas las organizaciones que intentaban resolver de que forma encarar la acción política en este contexto represivo.
Finalmente mi cuestionamiento sobre el título. Si el título de “Guerrilla invisible” refiere a la propia visibilidad del grupo, cabe esa afirmación solo hasta 1969. De ahí en adelante sucede todo lo contrario, su exposición es de las mayores en relación a la dimensión real del grupo. La misma descripción del libro apunta en ese sentido.
Por último, es una lástima que el libro no tenga una conclusión del autor. Seguramente el trabajo de investigación fue poniendo enfrente de respuestas a estos mismos cuestionamientos, que lamentablemente no están formulados. Esperemos que una nueva edición la contenga. La falta de un conclusión o cierre del libro, deja pendiente el porqué las FAL tiene la relevancia actual en el estudio de las organizaciones armadas. Varios investigadores, desde diferentes posiciones políticas, han dedicado parte de sus trabajos a ellos. Una conclusión propia a luz de lo que esta expresado en el libro, parecería sugerirnos que su hermético secretismo y su pequeña dimensión inicial, y su lugar destacado por la espectacularidad de sus acciones, siendo de los primeros en aparecer públicamente con acciones directamente armadas, hacen de las FAL un elemento central para explicar el posterior viraje general hacia un accionar armado menos político y cada vez más regido por cuestiones estrictamente militares. Viraje que además acompañaron al unisono muchas agrupaciones políticas en la Argentina en el mismo período. Así esta claro que dar una descripción de estas organizaciones, es dar una discusión política sobre la base del desarrollo teórico que exponga las determinaciones de donde surge el planteo político propio. Por tanto, pretender alejarse de una posición teórica, solo es una formalidad que encubre el reconocimiento de los postulados que están presentes en la propia posición.
Diego Cano
Bibliografía:
Grenat, Stella, Las FAL y la construcción del partido revolucionario en los años ’70. I Jornadas Internacionales de Investigación y Debate Político. “Proletarios del mundo, uníos”. Buenos Aires, del 30/10 al 1/11 de 2008. En:http://www.razonyrevolucion.org/jorn/PONENCIAS%20EN%20PDF/Mesa%203/Grenat-Mesa%203-JINTER.pdf
Grenat, Stella. Una espada sin cabeza. Los antecedentes de FAL (1959-1969). En Razón y Revolución. nro. 13, invierno de 2004. En: http://www.razonyrevolucion.org.ar/textos/revryr/luchadeclases/ryr13-stella.pdf
Grenat, Stella. Los errores del presente. El Aromo, julio de 2005. Número 8. En: http://www.razonyrevolucion.org.ar/textos/elaromo/secciones/luchadecl/Aromo%2021%20julio_FINAL%20-%20Los%20Errores%20del%20Presente.pdf
Grenat, Stella. Dossier: Las causas de la derrota, marzo 1976. Una escoba sin cerebro: la crisis de las FAL. Razón y revolución, nº 15 2006. En http://www.razonyrevolucion.org/textos/revryr/ryr15/ryr15-stella.pdf
Rot, Gabriel, Notas para una historia de la lucha armada en la Argentina. Las Fuerzas Argentinas de Liberación. En Políticas de la memoria, nº 4. Verano 2003/2004. Pág.137 a 160.
Zárate, Gervasio y Camilo, Ciencia y violencia. Teoría y Política, nº 2 marzo abril de 1969.
[1] En varios de los casos Stella Grenat había ya realizado una descripción de las principales acciones de las FAL.
[2] Esta afirmación se basa en la comparación relativa de los integrantes primigenios de las FAL con los grupos que habían pasado, en algunos casos más de dos años, por entrenamiento militar en Cuba.
[3] Gabriel Rot propuso ya una caracterización de los diferentes momentos de las FAL en un texto del año 2003. Stella Grenat en su texto de 2008 describe los grupos de manera pormenorizada.
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